El teorema de concentraciones y volúmenes es uno de los principios fundamentales y más utilizados en la química general. Su importancia radica en que, a diferencia de otros cálculos que requieren factores de conversión, este teorema se aplica de manera directa y repetida en procesos de dilución y mezcla. Pero, ¿qué garantiza la validez de este principio? Y, ¿es posible extender su uso a otras unidades de concentración?
Parámetro constante
Este teorema se fundamenta en el principio de conservación
de la cantidad, masa, volumen de soluto, es decir, que el parámetro que
define cuanto soluto permanece constante sin importar la
forma en que se exprese, sean moles, gramos o mililitros. En el caso de
la molaridad, esta cantidad corresponde a la cantidad de
sustancia en moles.
Así que podemos tomar parámetros que ya hemos conocido como:
[Axioma
de Fracción de Masa], [Axioma
de Fracción de Volumen], [Axioma
de Fracción de Molar], [Axioma
de la molaridad]; así como otras unidades de concentración que veremos con
mayor profundidad en lecciones posteriores como [Axioma
de la molalidad] u [Axioma
de la normalidad]. Y también funcionará con un ratio de masas i|j. Lo que
haremos es despejar el parámetro que define al soluto.
Marca de estado inicial
La marca de estado inicial cero se introdujo por
primera vez en química para indicar que, al añadir el subíndice o a un
parámetro, este debe interpretarse como el valor inicial de dicho
parámetro; así, m₀
representa la masa inicial, mientras que m sin subíndice
corresponde a la masa final. Esta distinción convierte a cualquier
parámetro en una variable de estado discreta, ya que únicamente
interesan el estado inicial y el estado final, sin considerar el
proceso intermedio.
Conviene destacar que una misma magnitud puede tratarse como
variable de estado o como variable continua, dependiendo del
enfoque adoptado. Una variable de estado solo requiere conocer los valores
inicial y final, independientemente del camino seguido, mientras que una
variable continua describe la evolución del sistema a lo largo del tiempo. La masa
es un ejemplo claro: en sí misma es una magnitud continua, pero su continuidad
solo resulta relevante cuando se introduce la marca temporal t, que permite estudiar
procesos de síntesis o descomposición en cualquier instante.
En esta etapa, el análisis se restringirá deliberadamente a
los estados inicial y final, lo que simplifica el tratamiento
matemático al evitar la introducción de conceptos de continuidad que
requieren herramientas propias del cálculo infinitesimal.
Axioma fundamental
El axioma fundamental de todo teorema de cambio de
concentración subcrítico establece que el parámetro que representa la
cantidad de soluto permanece constante, mientras que lo que varía es la cantidad
de solvente y, en consecuencia, la cantidad total del sistema. Este
principio se mantiene independientemente del parámetro utilizado para
describir la cantidad, ya sea cantidad de sustancia (moles), masa
(gramos), volumen (litros) o número de equivalencia
(equivalentes).
Teoremas subcríticos en forma lineal
Esto permite expresar los teoremas subcríticos en su forma
clásica, los cuales suelen enunciarse mediante el heurístico concentración inicial × volumen
inicial = concentración final × volumen final. En esta relación, la concentración
puede corresponder a cualquier unidad de concentración, y el volumen
puede sustituirse por cualquier otro parámetro de totalidad o, en el
caso de la molalidad, por un parámetro asociado al solvente.
Forma de ratio de totalidad
Otra forma de expresar los teoremas anteriores es
hacerlo como una función de la concentración final. Aunque esta
formulación es menos común, resulta preferible, ya que permite
convertirla de manera heurística en un teorema más general, el de
disolución seriada, donde simplemente se añade una marca de
multiplicidad a los parámetros que intervienen en el cociente.
Dado que la concentración molar es la unidad más
común, nos centraremos en ella a partir de este punto; no obstante, se
mantendrá siempre presente que las demás unidades de concentración son
igualmente susceptibles del mismo análisis conceptual y formal.
La demostración de este heurístico se presentará a
continuación.
Diluciones seriadas
Existen dos formas generales de justificar la validez
matemática del teorema de dilución seriada: el argumento probabilístico
y el argumento de las series. El argumento probabilístico
interpreta el cociente de volúmenes como una probabilidad, de
modo que, al considerar varias disoluciones en serie, dicha probabilidad se anida
sucesivamente. Sin embargo, el enfoque formal que se adoptará aquí
es el argumento de las series, en el que se imagina una secuencia de
disoluciones organizada en pasos discretos, desde el paso 1 hasta el
paso k-ésimo.
Lo que haremos será combinar los teoremas de manera
que podamos calcular la concentración del paso k-ésimo como función
de la concentración inicial original, es decir, de la concentración en
el estado cero.
Reorganizamos términos usando las propiedades básicas del
producto de números racionales.
Esto nos permite visualizar que los volúmenes se
organizan como una serie de productos. En matemáticas, a este tipo de
series se les asigna el símbolo de producto Π (pi mayúscula), con una
notación análoga a la de la sumatoria; del mismo modo que esta, en este
texto la utilizaremos de forma abreviada, para representar una cantidad
indeterminada de disoluciones.
Cada término del producto corresponde al volumen inicial
de cada trasvase. Conviene recordar que el volumen transferido en un
trasvase se denomina alícuota: una fracción de la disolución original
que conserva la misma concentración, pero posee un volumen menor.
Por su parte, los volúmenes del denominador
corresponden a los volúmenes de finalización parcial, es decir, al volumen
que alcanza la disolución después de añadir solvente, justo antes de
reiniciar la toma de una nueva alícuota. Esta distinción es la
razón por la cual no es posible cancelar volúmenes: los volúmenes de
alícuota, marcados con el subíndice cero, son distintos de
los volúmenes de finalización, aun cuando se expresen en las mismas
unidades.
Al reemplazar obtenemos el teorema de la disolución seriada.
Obsérvese que esta
expresión es homóloga a la ecuación [19], correspondiente a la disolución
simple, con la única diferencia de que aquí se incorporan los operadores
de producto (Π) propios del multiplicatorio.
Combinación de dos o mas disoluciones de soluto semejante
Los teoremas anteriores asumen que a una disolución
del soluto i se le añade solvente puro; el razonamiento también
puede extenderse al caso en que el solvente añadido contenga otro soluto
distinto de i. Sin embargo, la situación cambia si el solvente añadido
contiene también el soluto i. En ese caso, los teoremas dejan de ser
válidos, porque se viola el axioma fundamental según el cual la cantidad
de soluto permanece constante. Como consecuencia, la concentración de la
mezcla ya no puede obtenerse mediante los heurísticos previos ni
interpretarse como un simple promedio de las concentraciones iniciales.
Para esta nueva situación se asumirá un axioma
distinto: la cantidad de soluto en la mezcla final es igual a la
suma de las cantidades de sustancia aportadas por cada disolución
k, desde k = 1 hasta k igual a la última disolución mezclada.
Luego se reemplaza la cantidad de sustancia nnn por
su definición, tal como se establece en el teorema [4].
Se asumirá que las disoluciones involucradas corresponden
al mismo soluto y que, por lo tanto, no se forman productos químicos.
Además, se supondrá que el volumen final de la disolución es aditivo, lo
cual es válido para disoluciones ideales en las que el soluto se
encuentra a bajas concentraciones. En estas condiciones, los efectos
coligativos sobre la densidad total son despreciables, lo que
permite considerar que el volumen final es simplemente la suma de los
volúmenes finales de cada disolución mezclada.
[Teoremas de cambio de concentración simple, seriada y mezclas]
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