(Actividad 8.32.) En los textos anteriores hemos
explorado el linaje de los lepidosaurios, enfocándonos especialmente en
los escamosos, así como en otros grupos diápsidos que habitaron
los antiguos océanos colombianos, como los ictiosaurios, pliosaurios y
plesiosaurios. Estos grupos son valiosos no solo por su tamaño y
espectacularidad, sino también por mostrar cómo distintos linajes de reptiles
colonizaron el medio marino. Ahora nos enfocaremos en otro gran linaje dentro
de los diápsidos: los arcosaurios, que incluyen a los cocodriliomorfos,
pterosaurios, dinosaurios y aves. Aunque hay muchos otros
grupos que no veremos por razones de tiempo, los cocodriliomorfos merecen una
atención especial por su longevidad evolutiva y por representar una de las
pocas ramas arcosaurianas que sobrevivieron hasta el presente.
Los cocodriliomorfos, incluyendo tanto a los
cocodrilos actuales como a sus ancestros mesozoicos, se caracterizan por tener cráneos
macizos y elongados, que a primera vista recuerdan a los de los primeros tetrápodos,
pero que en realidad presentan características distintivamente arcosaurianas.
Son diápsidos típicos, con dos fenestras temporales bien desarrolladas
en cada lado del cráneo, y además poseen una importante fenestra mandibular
en la parte posterior de la mandíbula inferior. Esta abertura permite la
inserción de una mayor masa muscular, lo cual explica por qué los cocodrilos
actuales tienen una de las mordidas más poderosas del reino animal. Sus
mandíbulas son capaces de ejercer presiones suficientes para fracturar huesos
grandes, lo que los convierte en depredadores muy eficaces tanto en ambientes
acuáticos como terrestres.
A pesar de esta potencia, la fuerza se concentra
exclusivamente en el cierre de la mandíbula: los músculos responsables
de abrirla son débiles, por lo que es posible inmovilizar su hocico con una
simple cuerda. Sin embargo, esto no debe confundirse con debilidad general.
Los cocodrilos son animales extremadamente fuertes, capaces de girar
violentamente sobre su eje —una técnica de caza llamada death roll o giro
mortal—, y pueden infligir daño letal con su cola o cuerpo. Esta
combinación de fuerza, resistencia y adaptabilidad explica por qué lograron sobrevivir
a la extinción masiva del Cretácico, a diferencia de muchos otros grupos
arcosaurianos. Son, en ese sentido, verdaderos reliquias vivientes,
testigos de una historia evolutiva que se remonta a más de 200 millones de años
(Actividad 8.33.)
.