Figura 26.1
Cavidades craneales de los hadrosaurios.
Figura 26.2
En la succión el depredador debe expandir su cavidad buco-faríngea, es por esto que la boca de los peces es muy compleja y requiere de la función combinada de la mandíbula, la hiomandíbula y la cintura pectoral para abrir sus fauces.
Figura 26.3
La alimentación por filtración hace que las hendiduras faríngeas realicen su función ancestral, filtrar el agua para capturar las partículas de alimento con la ayuda de las vellocidades o branquias
Figura 26.4
Los tiburones emplean la succión, pero en su caso se trata simplemente de morder duro y tragarse lo que obtuvieron rápido, si la presa se desangra continúan mordiendo, y sino, también. El punto es morder, tragar y no masticar.
Figura 26.5
La lengua accionada por piezas del cráneo puede usarse como mecanismo de captura de presas.
Figura 26.6
Muchos tetrápodos emplean sus mandíbulas para efectuar mordidas precisas, algunas incluso hasta venenosas para subyugar a sus presas.
Figura 26.7
Otros animales renuncian al uso del cráneo para matar, por ejemplo, las águilas emplean sus quiridos posteriores "patas" para apuñalar a la presa, la cual junto con el impacto inicial quedará inconsciente y lista para ser devorada.
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