Carcharodon carcharias, el tiburón blanco, es un depredador marino con habilidades excepcionales para detectar y cazar presas grandes, utilizando principalmente su sentido de la electrorrecepción. A través de las ampollas de Lorenzini, el tiburón blanco puede detectar los campos eléctricos que emiten las presas, particularmente aquellos generados por los músculos y nervios de animales con una capa gruesa de grasa subcutánea. Esta habilidad es muy precisa cuando se trata de presas marinas, como las focas, cuyo blubber produce una señal eléctrica fácil de detectar. Sin embargo, a pesar de esta capacidad, el tiburón blanco presenta un desafío: su detección de grasa corporal es menos precisa que la de las orcas, ya que su sistema de electrorrecepción es menos refinado y su concentración en presas específicas puede verse afectada por factores como la turbidez del agua y la distancia.
A diferencia de las orcas, que utilizan una combinación de ecolocalización y olfato, los tiburones blancos dependen en gran medida de señales eléctricas y térmicas para identificar a sus presas. Aunque esto funciona bien con animales como focas o ballenas, los tiburones blancos a menudo confunden otras fuentes de señales eléctricas, como los surfistas que entran al agua. Los surfistas, al estar en una posición similar a las focas, pueden generar señales eléctricas similares debido a los movimientos musculares, lo que hace que los tiburones los detecten como una posible presa. Sin embargo, la diferencia en la grasa corporal entre un surfista y una foca o una ballena es significativa, lo que lleva a los tiburones a atacar equivocadamente, ya que no pueden distinguir con precisión la calidad nutritiva de la "presa" que están percibiendo.
Otro factor importante es la habilidad del tiburón blanco para detectar contrastes térmicos. La diferencia en la temperatura entre el blubber de una foca y el agua circundante es mucho más pronunciada que la diferencia térmica de los surfistas, que tienen menos grasa subcutánea. Esto puede confundir aún más al tiburón, que, al no obtener una señal clara de alta nutrición, sigue atacando basándose únicamente en la forma o el tamaño del objetivo. Esto explica por qué los tiburones blancos, a diferencia de las orcas, tienen una mayor tasa de errores de ataque, en los cuales atacan accidentalmente a los seres humanos, al no poder diferenciar correctamente la grasa corporal de los surfistas de la de sus presas naturales, como las focas.
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