Menú de Química

Buscar este blog

Translate

jueves, 5 de junio de 2025

Figura. Arturo Estévez


Arturo Estévez Varela (1914-principios de los 90)
fue un perito industrial extremeño cuya figura se entrelaza con una de las leyendas más persistentes sobre la energía libre: el "motor de agua". A lo largo de su vida, Estévez fue un prolífico inventor, llegando a patentar cerca de un centenar de inventos desde 1931, incluyendo un "plano ala" para la recuperación de piezas de cohetes que, según se dice, llegó a interesar a la NASA. Sin embargo, su salto a la fama pública ocurrió a principios de los años 70, cuando presentó un supuesto motor que, afirmó, funcionaba exclusivamente con agua y una "sustancia mineral secreta" nunca revelada. Las demostraciones de Estévez solían ser vistosas: reunía a la gente, bebía agua de una jarra para demostrar su pureza y luego la vertía en el depósito de una motocicleta que, acto seguido, arrancaba y circulaba sin problemas. Llegó a recorrer hasta 900 kilómetros con tan solo cuatro litros de agua y su misterioso aditivo, obteniendo incluso una medalla de plata en la Exposición Internacional de Inventos de Bruselas en 1972. Estas exhibiciones captaron la atención de los medios de la época y hasta del gobierno franquista, generando una gran expectación sobre una posible revolución energética.

A pesar de la aparente veracidad de sus demostraciones, el invento de Estévez rápidamente se encontró con un muro de escepticismo por parte de la comunidad científica y técnica. Las investigaciones posteriores, aunque no siempre concluyentes para el público, apuntaban a que la "sustancia secreta" era algún tipo de material que, al reaccionar con el agua, producía hidrógeno. Se barajaron hipótesis como el boro o el ferrosilicio, materiales que, en contacto con agua, pueden generar hidrógeno mediante reacciones químicas. Sin embargo, la cantidad de estos materiales necesarios para producir suficiente hidrógeno para un viaje significativo resultaba ser extremadamente costosa e inviable económicamente. Es decir, el "motor de agua" de Estévez era, en realidad, un motor de hidrógeno, pero uno que producía el hidrógeno a bordo mediante una reacción química, lo que no representaba una fuente de energía neta. La energía provenía de la reacción del material con el agua, y no del agua en sí misma como combustible, lo que lo diferenciaba fundamentalmente de una máquina de movimiento perpetuo o de un dispositivo que "creara" energía. El inventor llegó a vender el 50% de los derechos de explotación de su motor a José Carrera Rey, y se formó una sociedad, "Aguacar S. A.", para comercializarlo, pero el proyecto nunca prosperó.

La desaparición del "motor de agua" de Arturo Estévez de la esfera pública dio origen a una serie de teorías conspirativas. La más extendida es que las poderosas empresas petrolíferas y energéticas, temerosas de perder su control sobre el mercado, habrían comprado la patente de Estévez para guardarla en un cajón y silenciar el invento, o que el propio gobierno franquista, bajo presión de estos intereses, habría vetado su desarrollo tras recibir informes técnicos desfavorables. Incluso se habló de que el dictador Franco dio la orden de "parar el motor de agua" porque "ya se había hecho bastante el ridículo". Sin embargo, la explicación más plausible y aceptada por la ciencia es que el invento de Estévez, aunque ingenioso en su momento, era termodinámicamente inviable como fuente de energía neta. Las reacciones químicas involucradas requerían una inversión energética (en la fabricación de la sustancia secreta) que superaba con creces la energía que luego se obtenía. Hacia 1974, Estévez fue incluso procesado por un delito de estafa hacia su socio, aunque finalmente fue absuelto, con los magistrados concluyendo que "en el ánimo de Arturo no hubo engaño ni fraude. El bueno del inventor creía en su invento". La historia de Arturo Estévez Varela, por tanto, es un reflejo de la fascinación humana por las soluciones energéticas "gratuitas" y de la delgada línea entre la genialidad, el optimismo desmedido y la realidad de las leyes físicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario