En secciones anteriores se presentó la ecuación de estado
del gas ideal y se explicó cómo puede utilizarse para derivar las leyes
empíricas de los gases. Además, en apartados opcionales, se abordó
brevemente la historia de su formulación y desarrollo. En esta sección, nos
centraremos en algunas de sus modificaciones y aplicaciones particulares,
fundamentales para entender su utilidad en contextos más complejos.
Figura
1. Ecuación de estado. Demostración
La constante
La constante de los gases ideales, también llamada
constante molar, universal o ideal, se representa con el símbolo R y
equivale a la constante de Boltzmann multiplicada por el número de
Avogadro, lo que la expresa en unidades de energía por temperatura por
mol (en lugar de por partícula). Su valor más comúnmente utilizado es: R
= 0.08206 (atm·L)/(mol·K); Y su forma completa es R = 0.08205736608
(atm·L)/(mol·K).
Esta constante unifica las leyes de Boyle, Charles,
Gay-Lussac y Avogadro, y es clave en fórmulas como la ley del
gas ideal y la ecuación de Nernst. Aunque sus unidades pueden
parecer complejas, atmósfera por litro equivale a una forma de energía, por lo
que R representa la energía necesaria para aumentar la temperatura de un mol
de gas en un volumen determinado.
En esencia, R traduce cambios de energía térmica en variaciones
de temperatura de sustancias gaseosas. Su valor depende de decisiones
históricas sobre las escalas de energía, temperatura y cantidad de sustancia. A
diferencia de la constante de Boltzmann, que trabaja a nivel microscópico,
R opera a nivel macroscópico, facilitando cálculos químicos y
termodinámicos cotidianos. ¿Quieres que incluya una tabla comparativa entre R y
k (Boltzmann)?
Número de entidades
La relación entre la cantidad de sustancia y el número de
entidades suele expresarse mediante fórmulas. Sin embargo, para simplificar el
enfoque en este curso, adoptamos la idea de que la cantidad puede
entenderse como una medida contable, al igual que docenas, pares o centenas.
Por tanto, calcular el número de entidades (como átomos o moléculas) a partir
de moles no es diferente de convertir docenas a unidades: basta con multiplicar
por el factor correspondiente, en este caso el número de Avogadro.
Esta perspectiva permite realizar cálculos sobre el número
de moléculas de gas utilizando directamente la ecuación del gas ideal,
sin necesidad de introducir fórmulas adicionales ni recurrir a demostraciones
matemáticas complejas. Así, el análisis cuantitativo en química se vuelve más
accesible, manteniendo su rigor conceptual pero reduciendo la carga formal.
Masa del gas
Para este punto, ya seremos capaces de determinar la masa
o el peso de un gas sin necesidad de utilizar una balanza ni aplicar
correcciones por la fuerza de flotación (empuje de Arquímedes). En su
lugar, podemos obtener este valor directamente a partir de los parámetros
del gas, como se muestra en la figura siguiente.
Figura
2. Ecuación de estado para la masa. Demostración
Densidad de un gas
Si tomamos el teorema mostrado en la figura 2 y lo seguimos
transformando, llegamos a una expresión de gran importancia histórica en la
química.
Figura
3. Ecuación de estado para la densidad de un gas. Demostración.
Al sustituir la temperatura por 273.15 kelvin (el cero
absoluto en la escala Celsius) y la presión por 1 atmósfera (condiciones
normales de presión y temperatura), el volumen calculado para 1 mol de gas
ideal resulta ser 22.41 litros.
Este valor es clave porque representa el volumen que ocupa
un mol de cualquier gas ideal en condiciones normales, independientemente de su
naturaleza química. En este punto, la relación entre masa, masa molar
y volumen se vuelve especialmente clara: la masa de un gas bajo estas
condiciones es numéricamente igual a su masa molar, expresada en
gramos. Esto permite un vínculo directo entre la teoría y la práctica
experimental.
Gracias a este resultado, se consolidó la noción de mol como
unidad puente entre la cantidad de sustancia y el comportamiento físico del
gas. Esta equivalencia facilita el diseño de experimentos, la predicción de
resultados y el uso rutinario de conversiones entre masa, volumen y número de
partículas, sin recurrir a mediciones más complejas o teóricas.
Referencias
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