[Química de gases] Sección 2
[La
temperatura y su medición]
[Como
medir el volumen de un gas]
La temperatura es una magnitud física que
mide el grado de calor o frío de un sistema, expresando la energía
cinética promedio de sus átomos o moléculas. Se relaciona
estrechamente con la energía térmica, responsable del flujo
de calor cuando dos cuerpos a distinta temperatura entran en
contacto. A pesar de esta relación, temperatura y calor no deben confundirse:
la primera es una medida, mientras que el calor es energía en tránsito.
Figura
1. La imagen muestra a Herón de
Alejandría presentando la eolípila, primera máquina de vapor, en el Museo
de Alejandría. Herón, destacado matemático e ingeniero helenístico bajo
dominio romano, fue un gran experimentador que diseñó autómatas y sistemas
neumáticos. Su invento, aunque sin uso industrial, anticipó el aprovechamiento
del vapor, reflejando la unión de ciencia, tecnología y cultura en la
antigüedad.
Para medir la temperatura se utilizan termómetros,
los cuales emplean distintas escalas: Celsius, Fahrenheit y Kelvin.
La escala Kelvin es fundamental en la ciencia, ya que parte del cero
absoluto, el límite inferior teórico donde cesa el movimiento molecular,
definido como 0 K (equivalente a -273.15 °C). Aunque este punto no puede alcanzarse experimentalmente, se
ha logrado acercarse a él a niveles de picokelvin.
La temperatura es esencial en múltiples disciplinas: desde
la física y la química, hasta la astronomía, biología, medicina y ingeniería.
Su impacto también se manifiesta en fenómenos cotidianos y tecnológicos, como
el comportamiento de los gases. La expansión de los gases con la
temperatura fue observada desde la Antigüedad, como lo demuestra la eolipila de
Herón de Alejandría (siglo I d.C.), una especie de turbina de vapor rotativa.
Este dispositivo es un ejemplo temprano de cómo el aumento de temperatura
genera movimiento mediante el vapor, anticipando principios que serían
formalizados en la ley de Charles sobre la expansión de gases.
Termómetro
Medir el calor representó durante siglos un reto para la
ciencia, ya que no era una propiedad tan fácilmente observable como la masa o
la longitud. Al principio, los métodos eran indirectos y relativos,
comparando qué tan caliente estaba algo con respecto a otra cosa. En el siglo
XVII, Robert Hooke propuso usar el punto de congelación del
agua como referencia, mientras que Ole Rømer planteó usar dos
puntos fijos: congelación y ebullición, permitiendo establecer escalas
interpolables.
Figura
2. Daniel Gabriel Fahrenheit (1686-1736), físico e inventor, revolucionó
la termometría al crear el termómetro de mercurio en vidrio,
mucho más preciso que los anteriores. Desarrolló la escala Fahrenheit,
donde el agua congela a 32 °F y hierve a 212 °F, aún usada en Estados Unidos.
Su legado impulsó la precisión científica, consolidando las bases de la
medición moderna de la temperatura.
Durante el siglo XIX, los estudios de Gay-Lussac y
otros científicos determinaron que el volumen de un gas a presión constante
aumenta proporcionalmente con la temperatura, sentando las bases del concepto
de cero absoluto.
La historia de los instrumentos de medición muestra
que Galileo Galilei, en 1592, construyó un dispositivo que medía el
enfriamiento por contracción del aire. Posteriormente, en 1612, Santorio
Santorii diseñó un termómetro con líquido sellado en un tubo,
permitiendo una medición visual más precisa. Sin embargo, aún no existían unidades
estandarizadas.
Diversas escalas de temperatura surgieron
en los siglos XVII y XVIII. La escala de Rømer (1701) usó
salmuera como punto cero y definió el agua hirviendo como 60°. Su escala fue
revisada para usar agua pura al notar la variabilidad de la salmuera. Isaac
Newton, en el mismo año, propuso una escala basada en referencias naturales
(desde el frío del invierno hasta el calor de julio) y materiales como plomo o
cera, cubriendo hasta 600 °C.
Escalas
En 1724, Daniel Fahrenheit introdujo su
famosa escala, con 32 °F como punto de congelación del
agua y 212 °F para la ebullición. También inventó el termómetro
de mercurio, marcando el inicio de la termometría precisa. Su
escala se usó ampliamente en el mundo angloparlante hasta el siglo XX.
Figura
3. Anders Celsius (1701-1744), astrónomo, físico y matemático
sueco, fue profesor en la Universidad de Uppsala y viajó por Europa
enriqueciendo su formación. Fundó el Observatorio de Uppsala en 1741 y
en 1742 propuso una escala de temperatura invertida, que luego se ajustó
y pasó a llamarse Celsius en su honor, siendo hoy referencia
universal.
Figura
4. La figura muestra cómo la presión de distintos gases disminuye
con la temperatura, y al extrapolar las rectas convergen en –273,15
°C, el cero absoluto, donde cesa el movimiento molecular. Este
procedimiento indirecto define la escala Kelvin, referencia universal en
termodinámica, que establece 0 K = –273,15 °C, fundamental para
física, química e ingeniería al medir fenómenos extremos con precisión.
En 1730, Réaumur propuso una escala que
usaba alcohol diluido como líquido termométrico, con 0 °Ré para el punto de
congelación del agua y 80 °Ré para el de ebullición, según su expansión. Aunque
práctica, el alcohol planteaba problemas técnicos, y el mercurio terminó
siendo el preferido, pese a que su expansión no era lineal, lo cual generó
cierta confusión.
Estas diversas escalas históricas ayudaron a consolidar una
comprensión científica más precisa de la temperatura y su
medición, fundamentales para el desarrollo de la termodinámica moderna.
Figura 5. Lord Kelvin (1824-1907), matemático, físico e ingeniero británico, fue profesor en Glasgow durante 53 años. Contribuyó al análisis matemático de la electricidad y formuló las leyes de la termodinámica, además de definir el cero absoluto y la escala Kelvin. Recibió la Medalla Copley, presidió la Royal Society y fue el primer científico británico elevado a la Cámara de los Lores.
Referencias
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