Temperatura es una propiedad física que, desde una
perspectiva macroscópica, indica cuán caliente o frío está un cuerpo y
determina el flujo de calor entre dos sistemas en contacto. A nivel
cotidiano, se mide con instrumentos como el termómetro y se expresa en unidades
como grados Celsius o kelvins.
Desde una visión microscópica, la temperatura refleja
el grado de agitación o movimiento interno de las partículas que
constituyen la materia. A mayor temperatura, mayor es el movimiento desordenado
de las partículas. Así, la temperatura no solo es un indicador externo del
estado térmico, sino también una manifestación interna del comportamiento
dinámico de los átomos y moléculas dentro de un sistema
Sistemas de medición
El instrumento que mide la temperatura se llama termómetro,
y este permite inferir el movimiento cinético promedio de las partículas
de un sistema, aunque lo hace de manera indirecta. Los termómetros han
evolucionado considerablemente a lo largo de los años, utilizando diferentes
principios físicos y dando lugar a diversas escalas de medición, como se
explica en la sección correspondiente. Sin embargo, en la práctica, solo tres
escalas son de uso común.
La primera es la escala Celsius (o más precisamente,
la nueva escala Celsius, una versión refinada de la original). Esta se basa en
las propiedades térmicas del agua pura , estableciendo el punto de
congelación en 0 °C y el punto de ebullición en 100 °C a una
atmósfera de presión.
La segunda es la escala Fahrenheit, una escala del
sistema imperial que aún se utiliza principalmente en Estados Unidos.
Fue desarrollada usando una mezcla de alcohol y salmuera como sustancia
de referencia, y fija el punto de congelación del agua en 32 °F y
su ebullición en 212 °F, lo que da lugar a divisiones más finas por grado que la
escala Celsius.
Finalmente, está la escala Kelvin, también conocida
como la escala absoluta de temperatura. Esta comienza en el cero
absoluto, que representa el punto teórico en el que las partículas dejan de
moverse por completo. A diferencia de las otras dos, no tiene valores negativos
y es la escala preferida en la ciencia, especialmente en física y química, por
estar directamente relacionada con las leyes termodinámicas.
Conversiones
Las conversiones entre unidades de temperatura pueden
resultar complejas, ya que el manejo constante de unidades puede ser engorroso
en algunos contextos. Para simplificar este proceso, seguiremos el algoritmo
Clausius-Clapeyron-Ragnault, el cual permite, por comodidad didáctica, omitir
temporalmente las unidades durante la resolución de fórmulas de conversión,
siempre y cuando se comprendan e interpreten correctamente al final del
cálculo.
La conversión más común es la que ocurre entre la escala
Kelvin y la escala Celsius (también llamada centígrada), en la que simplemente
se suma o resta 273.15, ya que ambas escalas tienen la misma magnitud de
intervalo entre grados, pero difieren en su punto de inicio.
Figura
1. Conversiones entre escala °C y escala K; y entre la estaca °C y °F.
Referencias
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