Una ley de sumatoria indica que una cantidad total
se obtiene al sumar de forma ordenada varios elementos individuales.
Se representa matemáticamente con el símbolo sigma (∑), una letra griega
mayúscula. La notación de esta sumatoria puede variar, adaptándose al
nivel de detalle que se requiera sobre el conjunto de datos a incluir.
Puedes imaginar el símbolo ∑ como el equivalente
matemático del comando "=SUMA" en programas como Excel.
Así como en Excel, después del comando se especifica el rango de celdas a
sumar (desde la inicial hasta la final), la notación de sumatoria funciona
de manera similar. Debajo del símbolo sigma se coloca la variable de
iteración (comúnmente i
o j) y el valor
inicial de esa variable (por ejemplo, i=1).
Encima del símbolo se escribe el valor final (n). Esta configuración
indica claramente desde qué elemento comienza la suma y hasta cuál se
extiende, proporcionando un método conciso y universal para expresar la adición
de múltiples términos.
Figura
1. La función
sumatoria (Σ) indica la suma ordenada de elementos individuales
para un total. El subíndice marca el inicio y el superíndice el
final de la suma; si no se especifican, se suma la serie completa. Es
vital en física (suma de fuerzas, leyes de conservación) y fue
popularizada por Joseph Fourier, siendo una herramienta indispensable
para la cuantificación y modelado científico.
Sin embargo, en muchas ocasiones no se requiere tanto
detalle. Por ejemplo, si ya sabemos que debemos sumar todos los elementos de un
conjunto de datos, no es necesario especificar el índice inicial ni el final.
En esos casos, basta con escribir simplemente el símbolo de suma (∑), lo
cual es suficiente para expresar la idea de adición total.
Las leyes de suma se representan de esta
forma porque, con frecuencia, sabemos que una cantidad debe sumarse, aunque no
tengamos claro cuántos elementos intervienen en un caso específico. Por ello,
la notación de sumatoria, al igual que otras formas de escritura compacta como
las diferencias (Δ) o derivadas, cumple una función fundamental: reducir
la cantidad de escritura necesaria, especialmente durante una demostración
matemática o al plantear fórmulas generales que describen leyes
físico-químicas.
Este tipo de notación no solo facilita el trabajo escrito,
sino que también permite pensar de manera más abstracta y general sobre los
fenómenos que estamos modelando.
Cifras significativas
Antes de continuar, es importante destacar que los elementos
de una suma pueden tener diferentes niveles de precisión, es decir, distinta
cantidad de información numérica mostrada. A mayor número de decimales, mayor
es la precisión del instrumento de medición utilizado, y por lo tanto, mayor la
confianza en ese valor.
Sin embargo, al realizar una sumatoria, no se puede inventar
información que no existe. La suma total debe expresarse con un nivel de
precisión coherente con el dato menos preciso. Por esta razón, tanto en sumas
como en restas, el resultado final debe redondearse al número de
decimales correspondiente al dato con menor precisión decimal. Esta
regla asegura que el resultado refleje adecuadamente las limitaciones de las
mediciones originales y respete el concepto de cifras significativas.
Regla de Redondeo Estándar
La regla de redondeo estándar establece que, al reducir el
número de cifras decimales de un valor numérico, debemos observar el primer
dígito que se eliminará o primera cifra NO-significativa: si ese
dígito es mayor o igual a 5, se aumenta en una unidad relativa el último
dígito significativo que se conserva; si es menor que 5, el último dígito
se mantiene sin cambios. Esta regla se aplica para mantener el valor aproximado
lo más cercano posible al original, respetando la cantidad de cifras
significativas requeridas en cálculos o reportes. Por ejemplo, si redondeamos
el número 3,476 a dos cifras decimales, observamos el tercer decimal (6): como
es mayor que 5, el número se redondea a 3,48.
Tipos
Las leyes de sumatoria pueden clasificarse en dos grandes
dimensiones:
- Suma
de magnitudes vs suma de vectores, y
- Suma
de monomios vs suma de funciones.
Cuando hablamos de una suma de magnitudes, nos
referimos a que todos los términos involucrados son valores positivos por
definición, es decir, son valores absolutos. Un ejemplo típico de este tipo de
sumatoria es la ley de Dalton de presiones parciales, donde se
establece que la presión total de una mezcla gaseosa es igual a la suma de las
presiones parciales de cada componente. En este caso, la presión es una
magnitud escalar; no tiene dirección, y no puede ser negativa, ya que el
concepto de presión negativa —por ejemplo, menor a cero atmósferas— no tiene
sentido físico en la mayoría de los contextos reales.
Ecuación
1. Ley de Dalton
de las presiones parciales. Enlace
a la descripción de los términos.
Ecuación
2. Suma de
fuerzas. Enlace
a la descripción de los términos.
En contraste, una suma vectorial implica
que algunos términos pueden tener signo negativo, ya que se trata de cantidades
con dirección. Esto ocurre, por ejemplo, en la segunda ley de Newton,
donde la fuerza neta es la suma vectorial de todas las fuerzas aplicadas. En
estos casos, el signo representa la dirección relativa dentro del sistema de
referencia. Al abordar los factores de conversión en magnitudes que
poseen direccionalidad, es crucial reconocer dos tipos fundamentales
donde el símbolo ± se vuelve indispensable: las diferencias y los
vectores lineales.
Las diferencias se refieren a los cambios entre un
estado final y uno inicial. Aunque la magnitud en sí (como el tiempo o la
energía) pueda ser un escalar (es decir, una cantidad que no tiene
dirección intrínseca y se describe solo por su magnitud, como 5 segundos o 10
julios), la diferencia entre dos puntos puede resultar negativa.
Por ejemplo, un cambio de temperatura podría ser −5∘C si la
temperatura disminuye, o un cambio de posición podría ser negativo si el
movimiento ocurre en la dirección opuesta al sistema de referencia establecido,
incluso si la distancia recorrida es siempre un valor positivo. En estos casos,
el signo indica el sentido o la dirección del cambio, no una magnitud negativa
per se.
Por otro lado, los vectores lineales son cantidades
que poseen magnitud y una dirección inherente. La fuerza, por ejemplo,
no solo tiene una intensidad (cuántos newtons), sino también una dirección
específica (hacia arriba, hacia la derecha, etc.). Las direcciones de estos
vectores son intrínsecas a su naturaleza y fundamentales para describirlos completamente.
En este sentido, un escalar o valor absoluto se define precisamente como
un término desprovisto de cualquier dirección. No es que los escalares
sean "siempre positivos" por definición; más bien, el hecho de que no
tienen dirección per se los hace intrínsecamente no direccionales, y su
signo (positivo o negativo) solo refleja su posición en una escala, no una
orientación en el espacio. El símbolo ± en factores de conversión asociados a
estos términos nos permite especificar el sentido o la dirección de la relación
que se está estableciendo.
Ecuación
3. Masa molar promedio
de un elemento. Enlace
a la descripción de los términos.
Un ejemplo típico de suma de funciones es
el cálculo de la masa promedio ponderada a partir de la frecuencia y la masa de
distintos elementos o compuestos. En este caso, primero se multiplica la
frecuencia por la masa para cada componente, y luego se suman todos los
productos obtenidos.
Unidades
Las sumas pueden ser adimensionales,
especialmente en ejercicios teóricos o de práctica con lápiz y papel, donde el
foco está en el manejo de cifras significativas y no necesariamente en una
aplicación física concreta. Sin embargo, cuando las sumas se utilizan en el
contexto de una ley física, es fundamental prestar atención a las unidades
de medida.
En una sumatoria física, todas las unidades deben ser
iguales, ya que no es posible sumar cantidades con unidades distintas (por
ejemplo, no se pueden sumar metros con segundos). Esta homogeneidad permite que
las unidades puedan factorizarse fuera de la expresión, facilitando la
escritura y la interpretación.
Al sustituir una sumatoria, es recomendable escribir todos
los términos dentro de un paréntesis, sin unidades, y ubicar las unidades fuera
del paréntesis. Esto aplica tanto para sumas de monomios como para sumas de
funciones. En el caso de funciones, las unidades también pueden salir del
paréntesis, siempre que se mantenga la estructura relativa de la operación: es
decir, se aplican las mismas operaciones a las unidades que se aplican a los
números.
Esta técnica no solo mantiene el orden en los cálculos, sino
que además permite escribir las unidades una sola vez, evitando errores y
repeticiones innecesarias.
Unidades en factores de conversión
En los factores de conversión, suele presentarse
una paradoja aparente: la necesidad de sumar cantidades con las mismas
unidades, pero con identidades distintas. A primera vista, esto podría parecer
incorrecto, ya que no deberíamos sumar cantidades que representan entidades
diferentes. Y, en efecto, desde un punto de vista conceptual, esto es válido.
Sin embargo, cuando trabajamos con notación algebraica, donde la identidad de
cada término está implícita en la función, esta contradicción desaparece.
Para resolver este tipo de sumatorias, es necesario realizar
un análisis del sistema al que pertenecen las cantidades. Algunos estudiantes
lo hacen de forma implícita, reconociendo que el total está compuesto por las
partes, o, dicho de otra manera, que cada subidentidad del sistema forma parte
del mismo todo. Por lo tanto, es válido sustituir cada parte por la identidad
del sistema correspondiente y realizar la suma sin violar los principios
fundamentales del álgebra.
Este enfoque es especialmente útil en conversiones complejas
—por ejemplo, en sistemas de unidades derivados— donde, aunque las magnitudes
tengan la misma unidad, representan distintos componentes del sistema. Entender
esta equivalencia conceptual entre parte y todo permite aplicar correctamente
la suma, siempre que las relaciones jerárquicas del sistema estén claras.
Magnitud vs vector
En los sistemas físicos y las leyes químicas, cuando
enunciamos las relaciones utilizando lenguaje físico, es crucial tener en
cuenta los signos de los parámetros involucrados en la sumatoria. En estos
casos, si los términos de la suma deben tener en cuenta signos positivos o
negativos, es recomendable utilizar una notación de flecha sobre el símbolo del
parámetro. Esta técnica, aunque no es común en química, resulta extremadamente
útil para mantener claridad sobre los signos en las sumas, lo cual es vital para
la correcta interpretación química de varios sistemas importantes, como
entalpías de reacción, precipitados o reactivos limitantes.
Ecuación
4. Forma cero de
la ley de la conservación de la masa. Enlace
a la descripción de los términos.
De hecho, en química, dado que rara vez se usa esta técnica
de compactación, es frecuente que las funciones se expresen de formas más
complejas y engorrosas, lo que puede llevar a errores o confusión al tratar de
identificar la dirección de ciertos procesos o cambios. Aplicar esta notación,
aunque menos común, puede hacer que el trabajo con sumas de magnitudes físicas
o químicas sea más claro y manejable, especialmente en contextos como cálculos
de energía o balanceo de ecuaciones químicas.
[Ejercicios resueltos sobre leyes de sumatoria].
Referencias.
Baeza Baeza, J. J., & García Álvarez-Coque, M. C.
(2014). Extent of
reaction balances. A convenient tool to study chemical equilibria.
Brown, T.
L., LeMay, H. E. Jr., Bursten, B. E., Murphy, C. J., & Woodward, P. M.
(2022). Chemistry: The Central Science (15th ed., AP Edition).
Pearson Savvas Higher Education.
Chang, R.,
& Overby, J. (2022). Chemistry (14th ed., AP Edition).
McGraw Hill.
da Silva,
D. J. (2017). The basis of the limiting reagent concept, its identification and
applications. World Journal of Chemical Education, 5(1),
1-8.
DeToma, R.
P. (1994). Symbolic algebra and stoichiometry. Journal of chemical
education, 71(7), 568.
García
García, J. L. (2020). El álgebra de la estequiometría. Educación
química, 31(1), 138-150.
García García, J. L. (2021). Deduciendo las relaciones entre
las unidades de concentración en disoluciones líquidas. Educación
química, 32(3), 38-51.
García García, J. L. (2021b). Hacia un equilibrio químico
verdaderamente analítico. Educación química, 32(1), 133-146.
García, J.
L. G. (2025). Dimensional Analysis in Chemistry Textbooks 1900-2020 and an
Algebraic Alternative. Educación Química, 36(1),
82-108.
Garst, J.
F. (1974). The extent of reaction as a unifying basis for stoichiometry in
elementary chemistry. Journal of Chemical Education, 51(3),
194.
IUPAC.
(2019). Compendium of chemical terminology (2nd ed.). IUPAC.
https://doi.org/10.1351/goldbook
Moretti, G.
(2015). The “extent of reaction”: a powerful concept to study chemical
transformations at the first-year general chemistry courses. Foundations
of Chemistry, 17(2), 107-115.
Mousavi, A.
(2019). Stoichiometry of equations through the Inverse de Donder
relation. Chemistry Teacher International, 1(1),
20180006.
Schmitz, G.
(2005). What is a reaction rate?. Journal of chemical education, 82(7),
1091.
Seager, S.
L., Slabaugh, M. M., & Hansen, M. M. (2022). Chemistry for Today (10th
ed.). Cengage Learning.
Serway, R.
A., & Jewett, J. W. J. (2014). Physics for Scientists and Engineers with
Modern Physics, Ninth Edition (9th ed.). Boston: Brooks/Cole.
Smith, W.
R., & Missen, R. W. (1979). What is chemical stoichiometry?. Chemical
Engineering Education, 13(1), 26-32.
SOLAZ, J.
J., & Quilez, J. (2001). Changes of extent of reaction in open chemical
equilibria. Chemistry Education Research and Practice, 2(3),
303-312.
Timberlake,
K. C. (2024). An Introduction to General, Organic, and Biological
Chemistry (14th ed.). Pearson.
Tipler, P.
A., & Llewellyn, R. A. (2012). Modern Physics (6th ed.). New York: Freeman.
Vandezande,
J. E., Vander Griend, D. A., & DeKock, R. L. (2013). Reaction extrema:
Extent of reaction in general chemistry. Journal of Chemical Education, 90(9),
1177-1179.
Zumdahl, S. S., & Zumdahl, S. A. (2018). Chemistry (10th ed.). Cengage Learning.
No hay comentarios:
Publicar un comentario