Menú de Química

Buscar este blog

Translate

martes, 15 de abril de 2025

Medidas físicas vs medidas químicas




Cuando examines los textos de física y química te darás cuenta de que existe una diferencia fundamental entre cómo se entienden y presentan las mediciones. Para la física, el objeto medido —su identidad específica— es, en muchos casos, irrelevante. Por ello, los símbolos utilizados en las fórmulas físicas excluyen esa identidad. En cambio, en química, una medición debe contar con una identidad clara y explícita del objeto o sustancia involucrada. Esto se debe a que, en química, la naturaleza de la sustancia afecta sus propiedades y comportamientos, lo cual es crucial para el análisis y la aplicación de la medición.
Para entender esto de forma más clara, analizaremos los cuatro componentes esenciales de una medición: valorunidadidentidad y dirección, proporcionando ejemplos prácticos en cada caso.

Imagen que contiene nombre de la empresa

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.

Figura 1. La notación +40 g NaCl(s) en química mide una masa de precipitado. El signo (+) indica la síntesis o aparición de la sustancia. 40 es el valor o veces que se repite la unidad g que denota masa, y NaCl sólido su identidad química. A diferencia de la física, en química los signos poseen sentido o dirección química: (+) indica síntesis, y (-) descomposición, crucial para interpretar transformaciones.

Valor

El valor en cualquier medición es fundamentalmente el número arábigo que se utiliza para cuantificar una magnitud específica. Sin embargo, por sí solo, este número es una medida abstracta que carece de significado físico intrínseco. Su sentido y utilidad se materializan únicamente al asociarse con una unidad. Al hacerlo, el número se transforma en un múltiplo que indica cuántas veces se repite una referencia estándar, es decir, la unidad misma. Esta relación es conceptualmente simple: por ejemplo, si imaginamos que el gramo fuera una botella, decir "4 g" equivaldría a tener cuatro botellitas iguales, concretando la cantidad de masa.

Esta necesidad de la unidad es crucial para la claridad y la especificidad en la vida cotidiana y la ciencia. Considere una receta de cocina que simplemente indica “200”; sin información adicional, esta cifra resulta completamente ambigua, ya que es imposible saber si se refiere a 200 gramos, 200 mililitros o 200 unidades de algún ingrediente. De manera similar, en un experimento, un termómetro que marca “25” solo adquiere significado al acompañarse de la unidad adecuada, como grados Celsius (°C). Solo entonces “25°C” comunica una temperatura específica del ambiente, transformando un número abstracto en una medida interpretable y útil.

Unidad

La unidad es el patrón, estándar u objeto de referencia que otorga significado físico a un valor numérico en cualquier medición. Sin una unidad, un número es meramente una abstracción matemática. Estos patrones pueden ser el resultado de acuerdos internacionales, diseñados para ser universales y precisos, como lo fue el antiguo IPK (Kilogramo Internacional Prototipo). Este era un cilindro concreto y real de platino-iridio, meticulosamente almacenado en una bóveda en Sèvres, Francia, sirviendo como la referencia material de lo que un kilogramo debía ser a nivel global. Su existencia física subrayaba la importancia de un estándar tangible para la consistencia de las mediciones.

Alternativamente, una unidad puede ser una entidad arbitraria o más contextual. Por ejemplo, para medir masas, podríamos hipotéticamente usar "la masa de Juanito" como nuestra unidad base, y determinar cuántos "juanitos de masa" tiene un curso completo de estudiantes. Aunque este ejemplo es caprichoso, ilustra que la esencia de la unidad reside en su función como medio de comparación. Es el estándar contra el cual se mide cualquier otra cantidad de la misma magnitud, permitiendo expresar esa cantidad en términos de cuántas veces contiene o es contenida por la unidad de referencia, concretando así el acto de la medición.

Identidad

La identidad en una medición se refiere específicamente a qué se está midiendo. A diferencia de la física, donde a menudo se enfatiza la cantidad de una magnitud sin importar el objeto, en química es esencial especificar la sustancia. Esto se debe a que diferentes materiales pueden poseer propiedades muy distintas y comportamientos únicos, incluso cuando se miden con la misma unidad. Por ejemplo, en un laboratorio químico, simplemente decir “12 g” resulta insuficiente. Es vital precisar si se trata de “12 g de agua” o “12 g de sal”. Aunque ambos valores numéricos utilizan la misma unidad (gramos), las propiedades físicas y químicas de estas sustancias —como su densidad, punto de ebullición o reactividad— son radicalmente diferentes y pueden alterar drásticamente el resultado o la interpretación de una reacción o experimento.

Esta necesidad de la identidad es también crucial en campos aplicados como la ingeniería de materiales. Por ejemplo, al medir la densidad, que se expresa comúnmente en “g/cm³”, el valor numérico por sí solo no describe completamente el material. Sin embargo, al especificar la identidad del material —como decir “2.7 g/cm³ para el aluminio”—, se aclara la naturaleza de la sustancia medida. Esta especificación es esencial no solo para comprender sus características fundamentales, sino también para determinar su aplicabilidad en diversos contextos estructurales, industriales o tecnológicos, ya que las propiedades específicas del aluminio son diferentes a las de otros materiales con densidades similares.

Dirección

La dirección es un componente crucial que emerge en mediciones vectoriales o en aquellas comparativas donde el signo (positivo o negativo) y el sentido adquieren una relevancia fundamental. Se aplica en situaciones donde la orientación o el cambio en una magnitud son determinantes para su correcta interpretación. En física, por ejemplo, al analizar el desplazamiento, se expresa que un objeto se mueve “+5 m” si se desplaza en una dirección positiva (como hacia el este), o “-5 m” si su movimiento ocurre en la dirección opuesta (hacia el oeste). La dirección es, por tanto, esencial para comprender plenamente el movimiento y para determinar el vector resultante cuando se combinan múltiples desplazamientos, ya que el orden y la orientación de estos influyen directamente en el resultado final.

En otros contextos, la dirección puede interpretarse como una ganancia o pérdida. En estudios sobre cambios de masa o energía, si se registra la variación en el peso de un organismo, el resultado puede ser “+0.5 kg” (indicando una ganancia de masa) o “-0.5 kg” (reflejando una pérdida de masa). Esta lógica de signo es comparable en ciertos análisis químicos, donde la dirección puede señalar la extensión de una reacción reversible o la formación/consumo de una sustancia.

De lo anterior, el sentido de una cantidad en química —análogo a la dirección de un vector— se define por su signo: (+) indica la síntesis o formación de una sustancia, mientras que (-) denota su descomposición o consumo. Cuando no nos interesa ninguno de esos sentidos específicos, hablamos de su magnitud o valor absoluto. Por ejemplo, en la estequiometría básica, generalmente solo se calculan valores absolutos. No obstante, en la química avanzada y la investigación, esta dirección química (o 'vectorialidad química') es indispensable para comprender cabalmente las transformaciones de las sustancias.

Asimismo, en el ámbito de la electricidad, la corriente se mide en amperios; en circuitos de corriente alterna, la dirección de la corriente varía constantemente con el tiempo. Aquí, más allá del valor numérico, es crucial entender cómo varía la dirección, lo que a menudo implica el análisis de fases o la descomposición en componentes vectoriales en configuraciones de circuitos más complejos.

Referencias

García, J. L. G. (2025). Dimensional Analysis in Chemistry Textbooks 1900-2020 and an Algebraic Alternative.  Educación Química 2025, 36 (1) , 82-108. https://doi.org/10.22201/fq.18708404e.2025.1.88260
Kozub, P., Yilmaz, N., Deineko, Z., & Kozub, S. (2024). Using the vector approach for problems of chemical stoichiometry.
Kozub, P., Yilmaz, N., Kozub, S., Lukianova, V., & Martyniuk, M. (2024). Mathematical aspects of using the vector approach for balancing chemical reactions
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario