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miércoles, 21 de mayo de 2025

Figura. Ley de Henry


La Ley de Henry explica cómo la presión parcial de un gas afecta su concentración en un líquido, y por tanto su solubilidad. En condiciones de baja presión atmosférica, como sucede a grandes altitudes o cuando se reduce la presión de manera artificial, la presión de vapor del líquido aumenta. Esto implica que las moléculas del soluto volátil, en lugar de permanecer disueltas, tienden a escapar más fácilmente al medio gaseoso. En otras palabras, la solubilidad disminuye, ya que el equilibrio del sistema se desplaza hacia la fase gaseosa. Este comportamiento puede observarse, por ejemplo, cuando una bebida carbonatada se abre en una zona de gran altitud: el gas se libera más rápido, lo que indica una menor solubilidad bajo baja presión.

Por el contrario, cuando se incrementa la presión atmosférica, se ejerce una fuerza adicional sobre la superficie del líquido, lo que contrarresta la tendencia natural de las moléculas a escapar. En esta situación, la presión parcial del gas aumenta, y como consecuencia, el equilibrio se desplaza hacia la disolución del gas en el líquido. Esto se interpreta como un aumento en la solubilidad del gas, ya que ahora una mayor cantidad de moléculas gaseosas permanece en la fase líquida. Este principio se aplica en procesos como la carbonatación forzada de bebidas, en los que se introduce dióxido de carbono a alta presión para disolverlo en el líquido.

Este fenómeno también se manifiesta en la naturaleza y en la tecnología médica. En el buceo, por ejemplo, la alta presión bajo el agua favorece que gases como el nitrógeno se disuelvan en la sangre; si la presión disminuye bruscamente al ascender, ese gas sale de la disolución, formando burbujas peligrosas. En todos estos casos, la Ley de Henry permite entender cómo el equilibrio entre gas y líquido responde directamente a los cambios en la presión del entorno.

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