Podemos visualizar el fenómeno de la solubilidad como
un caso particular del problema de reactivo limitante. Para ello,
podemos reciclar la ecuación (2) del siguiente
enlace, reformulándola en términos de un avance de reacción ΔξΔξ, que representa la diferencia entre dos
procesos opuestos.
Δmis=Mi⋅νi⋅Δξ(1)Δmis=Mi⋅νi⋅Δξ(1)
En este caso, tenemos una reacción de cristalización
que avanza en sentido positivo, dado que la síntesis del sólido
ha sido definida como tal en nuestro eje de movimiento químico. Por el
contrario, la reacción de disolución (o solubilización) avanza en
sentido negativo, ya que implica la descomposición del sólido en
su forma acuosa.
Si el avance neto es positivo, domina la formación de
sólido; si es negativo, predomina la disolución. De este modo, la dirección
del avance nos indica si el sistema está moviéndose hacia una situación de sobresaturación
(síntesis de sólido) o de insaturación (descomposición del sólido). Esta
formulación nos permite modelar la solubilidad como un equilibrio dinámico
entre dos procesos antagónicos, donde el soluto y el disolvente compiten
según sus cantidades relativas y las condiciones termodinámicas
del sistema.
Δξ=ξcr−ξaq(2)Δξ=ξcr−ξaq(2)
Ahora utilizaremos el teorema (2) del siguiente enlace para expresar la cantidad de reacción de cristalización
como una función de la masa inicial del sólido, y la cantidad de
reacción de disolución como una función de la masa de soluto
efectivamente disuelta, dadas ciertas condiciones de masa de disolvente
y temperatura. Esta formulación nos permitirá comparar ambos procesos —cristalización
y solubilización— dentro del marco del avance de reacción,
evaluando cuál de ellos domina y, por tanto, en qué dirección evoluciona el
sistema.
ξcr=moiMi⋅νi(3)ξcr=moiMi⋅νi(3)
ξaq=maqMi⋅νi(4)ξaq=maqMi⋅νi(4)
Al combinar las ecuaciones (2), (3) y (4), es posible
extraer un factor común compuesto por la masa molar del soluto y
su número estequiométrico. En esencia, estos dos parámetros representan
la misma magnitud en este contexto, ya que estamos operando directamente con masas
y no con cantidades de sustancia. Este tratamiento nos permite simplificar
las expresiones y, además, eliminar la ambigüedad de los signos.
Δξ=1Mi⋅νi⋅moi−maq(5)Δξ=1Mi⋅νi⋅moi−maq(5)
Al reemplazar en la ecuación (1), podemos cancelar
tanto la masa molar como el número estequiométrico, lo que nos permite formular
un teorema de cálculo para determinar la masa del sólido como
función de la masa inicial y de la masa que se transfiere al estado
acuoso.
Δmis=Mi⋅νi⋅1Mi⋅νi⋅moi−maq(6)Δmis=Mi⋅νi⋅1Mi⋅νi⋅moi−maq(6)
La diferencia fundamental es que este modelo deja claro que
la variable dependiente no es simplemente una masa, sino una diferencia
de masas: una magnitud con dirección. Al igual que los parámetros
vectoriales, esta diferencia puede adoptar signo positivo o negativo
dependiendo de la dirección del proceso. Para una dirección fija (por
convención, la cristalización), un valor positivo (+) indica síntesis
de sólido, mientras que un valor negativo (–) refleja la descomposición
del sólido. Así, un resultado negativo indica la masa que aún puede
disolverse, y uno positivo, la masa que se precipitará como exceso.
Δmis=moi−maq(7)Δmis=moi−maq(7)
Con ello, el problema se reduce a calcular
la masa máxima del soluto en estado acuoso que puede disolverse en una cantidad
dada de solvente, siendo este último el reactivo limitante. Esta masa
acuosa experimental puede determinarse a partir de la masa experimental
del solvente y de la proporción teórica máxima entre soluto y
solvente, obtenida de una tabla estándar de solubilidad. Así, se
combinan datos empíricos con valores de referencia para estimar el límite de
solubilidad bajo condiciones específicas.
miaqmj=m∘iaqm∘j(8)miaqmj=m∘iaqm∘j(8)
Los valores teóricos de solubilidad
se obtienen de tablas estándar, donde se expresa cuántos gramos de un soluto
se pueden disolver en 100 gramos de agua a una temperatura dada. Esta
proporción, aunque suele escribirse como una relación de masas, es en realidad
una fracción adimensional que se puede interpretar como un simple número
decimal si se desea operar con ella en cálculos. la solubilidad del
cloruro de amonio (NH₄Cl) a 50 °C
es de 40 g por cada 100 g de agua. Esto puede expresarse como una
fracción adimensional de 0.40 o 40/100. Es decir, por cada 100 g de
agua, pueden disolverse hasta 40 g de esta sal.
miaqmj=moi/j(9)miaqmj=moi/j(9)
Y despejamos la masa acuosa experimental.
miaq=moi/j⋅mj(10)
Como normalmente a la masa acuosa experimental la llaman la masa máxima de soluto en una cantidad de solvente, la denominaremos así; por ende, reorganizando obtendremos.
Δmis=moi−mmax(11)
mmax=moi/j⋅mj(12)
Estas ecuaciones podrán verse en el siguiente enlace con sus alternativas que usan lenguaje de factores marcados “factores de conversión”.
Nivel de saturación (enlace).
Masa máxima solubilizable (enlace).
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