[Química
de gases] Sección 1
[Que
es un gas y sus propiedades]
Un gas es un estado de la materia en
el que las partículas se mueven libremente y ocupan todo
el volumen del recipiente que las contiene.
Dependiendo del nivel de libertad de las partículas, una sustancia
será más o menos gaseosa. Al igual que ocurre con el enlace
químico, el gas, además de ser un estado de la materia, también
puede entenderse como una propiedad continua: algunas sustancias
son más gaseosas que otras, pues sus entidades (átomos o
moléculas) presentan menos interacciones mutuas.
Es imposible que los átomos carezcan
completamente de toda interactividad, debido a escenarios cuánticos en
los que se generan momentos de atracción y repulsión al
azar, incluso entre los gases nobles, que son las sustancias más
gaseosas en términos de carencia de interacciones.
Figura
1. Los estados de la materia (sólido, líquido y gas) se definen por el orden
y las interacciones entre sus partículas. Los sólidos tienen
partículas fijas y ordenadas. Los líquidos poseen un equilibrio
dinámico, permitiendo fluidez. Los gases tienen partículas muy separadas
y con interacciones despreciables, lo que permite modelar sus propiedades con
la teoría cinético-molecular, independientemente de la sustancia.
¿Pero qué pasa si pensamos en un gas en el que no existan
interacciones de ningún tipo? Este sería el gas más gaseoso posible, al cual,
de hecho, los químicos denominamos gas perfecto o gas
ideal. Las leyes que veremos en esta sección están
pensadas para estos gases, perfectos o ideales, ya
que, para las cifras significativas que manejamos (entre dos y cuatro),
las desviaciones de medición entre el gas perfecto y
los gases reales son despreciables. De allí que muchos piensen
que los gases son el estado de la materia más
sencillo, pues no debemos preocuparnos tanto por la identidad de la
sustancia.
Esto también lleva a algunos a opinar que los gases son
una temática más física que química, precisamente
por esa simplicidad. Sin embargo, los gases fueron cruciales
en el desarrollo del concepto de átomo químico y en la
creación de la lista de pesos atómicos.
Los gases se expanden
Cualquiera que haya entrado en una cocina donde se estaba
horneando pan ha experimentado el hecho de que los gases se
expanden para llenar sus recipientes, a medida que el aire de
la cocina se llena de olores maravillosos. Desafortunadamente, sucede lo mismo
cuando alguien rompe un huevo podrido y el olor característico del sulfuro
de hidrógeno (H₂S) se difunde rápidamente por la habitación. Debido a
que los gases se expanden para llenar sus recipientes, es
seguro asumir que el volumen de un gas es igual al volumen de
su recipiente.
De lo anterior también se concluye que los gases son
capaces de ejercer y recibir fuerzas newtonianas, por lo que son
susceptibles de ser modelados empleando las técnicas de la mecánica
clásica.
Figura
2. Los gases, a gran escala y bajo gravedad, no se distribuyen de forma
homogénea. La gravedad terrestre atrae las moléculas de aire, haciendo
que la atmósfera sea más densa y la presión atmosférica mayor a
nivel del mar. La densidad y la presión disminuyen exponencialmente con la
altura, un fenómeno regido por el equilibrio hidrostático que es
fundamental en la física atmosférica.
Sin embargo, esta expansión no es infinita: depende
de la gravedad. Debido a que los contenedores humanos —como
habitaciones o laboratorios— no suelen ser muy altos, no percibimos este efecto
de manera evidente. Pero si tuviéramos un contenedor del
tamaño de la atmósfera, observaríamos que la gravedad limita
la expansión de los gases: las moléculas tienden a acumularse más
cerca de la superficie terrestre, disminuyendo su densidad con la altura.
Solo los gases más cercanos al
comportamiento del gas ideal, es decir, aquellos con bajas
interacciones intermoleculares y baja masa molecular,
logran alcanzar las capas más altas o incluso escapar de la atmósfera.
Entre ellos destacan el hidrógeno molecular (H₂) y el helio
(He), que debido a su baja masa y escasas fuerzas
de atracción son capaces de vencer, en parte, la atracción
gravitacional terrestre.
Este fenómeno explica por qué la atmósfera terrestre retiene
fácilmente gases más pesados como el oxígeno (O₂) y
el nitrógeno (N₂), mientras que pierde progresivamente gases
ligeros como el hidrógeno y el helio hacia
el espacio exterior
Compresibilidad
Los gases no tienen una forma fija dentro
de un contenedor de altura limitada. Adoptan la forma del
espacio disponible, expandiéndose para llenarlo completamente. A diferencia de
los sólidos o líquidos, cuya forma es más rígida o
definida, los gases no presentan resistencia interna a cambiar
de forma, ya que sus partículas se encuentran en movimiento
constante y aleatorio, separadas por grandes distancias
relativas.
Sin embargo, aunque los gases fluyen y se
adaptan a cualquier forma, ejercen una fuerza en contra de
cualquier intento de compresión. Esta resistencia surge porque
las moléculas de gas, al moverse libremente, golpean las
paredes del contenedor, generando lo que conocemos como presión.
En consecuencia, aunque los gases carecen de una forma propia
rígida, defienden la forma que han adoptado mediante
esta presión interna, dependiendo de la movilidad o flexibilidad de
las paredes del recipiente. Si el contenedor puede deformarse, el gas lo
expandirá hasta alcanzar un equilibrio entre su presión interna y la
resistencia de las paredes.
Figura
3. El motor de combustión interna opera sobre principios
termodinámicos cíclicos. Utiliza la compresibilidad de una mezcla
de aire y combustible para luego, mediante una reacción de combustión,
generar una expansión que produce trabajo útil. Este ciclo
convierte energía química en energía mecánica, moviendo un pistón
y el cigüeñal.
El gas podrá ser comprimido siempre
que se ejerza una fuerza externa mayor que su presión
expansiva. En un gas perfecto, esta compresión llevaría
teóricamente a una disminución infinita del volumen,
tendiendo hacia cero sin límite real. No obstante, en un gas
real, llega un punto en el que, al comprimirlo excesivamente, las partículas comienzan
a interactuar de manera forzada debido a sus fuerzas
intermoleculares, provocando su colapso en un estado
líquido. Este fenómeno marca el límite entre el comportamiento idealizado y
el comportamiento real de los gases, y es crucial para entender
procesos como la licuefacción de gases.
A diferencia de los gases, los líquidos son
mucho más difíciles de comprimir, debido a la cercanía de sus moléculas.
Esta resistencia a la compresión se aprovecha en sistemas como los frenos
hidráulicos, donde se asume que el volumen del líquido de frenos no
cambia apreciablemente bajo presión. Los sólidos son aún más
resistentes a la compresión, con pocas excepciones como
ciertos elastómeros (caucho natural y sintético). En objetos
como una pelota de ráquetbol, que parece fácil de comprimir, en
realidad es el aire contenido en su interior el que se
comprime, no el material sólido de la pelota.
Dilatación térmica
La dilatación térmica de un gas es
la más marcada entre todos los estados de la materia. Cuando
un gas se calienta, su energía cinética aumenta,
lo que provoca un aumento de su presión interna y un intento
de expansión del volumen. Por el contrario, si
un gas se enfría, su presión disminuye
y tiende a reducir su volumen hasta alcanzar un nuevo equilibrio con
la presión atmosférica circundante. Esta capacidad de
los gases para cambiar de volumen y presión con la temperatura
es mucho más pronunciada que en líquidos o sólidos,
haciendo que los gases sean altamente sensibles a las
variaciones térmicas.
Un motor de combustión interna proporciona
un excelente ejemplo de cómo se aprovecha la facilidad de compresión de
los gases. En un motor típico de cuatro tiempos,
primero el pistón se extrae del cilindro para crear un vacío
parcial, atrayendo una mezcla de vapor de gasolina y aire hacia
el interior. Luego, el pistón comprime esta mezcla gaseosa a una fracción de
su volumen original. La relación de compresión del
motor describe el cociente entre el volumen inicial y el volumen final del gas
en el cilindro. En automóviles modernos, esta relación es aproximadamente
de 9:1, lo que significa que la mezcla es comprimida a un noveno de
su volumen original. Posteriormente, la bujía enciende la
mezcla comprimida, provocando una explosión que empuja el pistón hacia afuera,
generando el trabajo mecánico necesario para mover el
vehículo.
Parámetros que describen el estado de un gas
Los parámetros de estado de un gas son el conjunto de
variables que definen su condición o estado físico en un momento dado. Estas
propiedades, íntimamente interrelacionadas, incluyen la presión (P), el volumen (V), la temperatura (T) y la cantidad de
sustancia (n),
que generalmente se mide en moles. Juntas, estas variables ofrecen una
"instantánea" completa del sistema. Lo que hace que estos parámetros
sean fundamentales es su interdependencia: un cambio en uno de ellos
inevitablemente provoca una modificación en al menos otro, siempre que el
sistema no esté completamente aislado.
Por ejemplo, si un gas se comprime a temperatura y cantidad de sustancia constantes, su presión debe aumentar. O si se calienta un gas a volumen constante, su presión también se incrementa. Estas relaciones se rigen por las leyes de los gases ideales y la termodinámica, que establecen las reglas para cómo los gases responden a los cambios. La manipulación de estos parámetros es la base de numerosas aplicaciones prácticas, desde el funcionamiento de los motores hasta la comprensión de los fenómenos atmosféricos, ya que al controlar una o varias variables, podemos predecir y controlar el comportamiento del sistema.
Referencias
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Seager, S.
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(10th ed.). Cengage Learning.
Zumdahl, S. S., Zumdahl, S. A., DeCoste, D. J., & Adams, G. (2018). Chemistry (10th ed.). Cengage Learning.
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