La constante de Henry puede entenderse como una función que relaciona la concentración estándar de un gas disuelto con su correspondiente presión parcial estándar en equilibrio. En este enfoque, se asume que el sistema parte de condiciones controladas, representadas por valores estándar de concentración y presión. Estos valores estándar —aunque no únicos ni universales— se utilizan comúnmente como punto de referencia para comparar la solubilidad de gases en diferentes condiciones.
En lugar de distinguir entre condiciones iniciales (subíndice 0) y estándar (superíndice °), en este caso utilizamos una única notación que implica que estamos bajo un estado de referencia estándar, generalmente definido a una presión de 1 atm y una temperatura común como 298 K. Así, la constante de Henry se define como el cociente entre la concentración molar del gas en la disolución y la presión parcial del gas sobre la disolución, ambas medidas en ese estado estándar.
Este enfoque permite predecir el comportamiento de otros sistemas si se conocen las desviaciones respecto al estado estándar. La constante de Henry se convierte así en una herramienta para determinar cuánto gas se disolverá en un líquido si se conoce su presión parcial en condiciones cercanas a las estándar, lo cual es especialmente útil en contextos donde los cambios son pequeños y el sistema se comporta de forma casi ideal..