Factor de conversión
Teorema
Donde:
\(\overset{\rightharpoonup }{q}\) es la carga eléctrica absoluta total
medida en culombios (C).
\(\overset{\rightharpoonup }{q}_i\) es la carga eléctrica absoluta de un componente i medida en culombios (C).
Demostración
La carga total de un sistema
cerrado es la suma de las cargas de todas sus partículas, y que esta suma
es cero, es decir, el sistema es globalmente neutro. Sin embargo, esta
relación no puede demostrarse matemáticamente a partir de otras leyes,
porque en realidad es un axioma derivado de la ley de conservación de la
carga.
La ley de conservación de la
carga es un principio fundamental de la física y la química que establece
que la carga eléctrica total en un sistema aislado permanece constante.
Todo intento de “demostrar” que la suma de todas las cargas es cero sería
circular: se estaría asumiendo precisamente lo que se pretende probar. Por eso,
la expresión de suma nula de cargas se toma como consecuencia directa de la
ley, no como un teorema derivable de otras ecuaciones.
En términos prácticos, esto
significa que aunque podamos medir transferencias locales de carga (por
ejemplo, en reacciones de oxidación-reducción), la carga total del sistema
nunca se crea ni se destruye. La ecuación simplemente refleja ese
principio: cada carga positiva generada debe estar compensada por una carga
negativa, y viceversa, asegurando la neutralidad global.
Descripción
La ley de conservación de la
carga tiene sus raíces en los experimentos eléctricos de los siglos XVIII y
XIX. En 1747, Benjamin Franklin observó que al frotar ciertos materiales
se generaban cargas de signos opuestos que siempre se equilibraban, lo que
llevó a la idea de que la electricidad no se crea ni se destruye, sino que se transfiere
entre cuerpos. Durante las décadas siguientes, investigadores como Charles-Augustin
de Coulomb y Michael Faraday cuantificaron la interacción entre
cargas y formalizaron la noción de que la carga total de un sistema aislado
permanece constante. Esta observación se consolidó como un principio
fundamental de la física y la química, sentando las bases de la electroquímica
y la teoría de partículas.
A lo largo del siglo XIX, la
conservación de la carga se convirtió en un axioma central de la
ciencia, aplicable a sistemas completamente cerrados, es decir, aquellos
que no intercambian partículas ni carga con su entorno. En estos sistemas,
cualquier carga generada en un punto siempre es compensada por una carga de
signo opuesto en otro, garantizando la neutralidad global. Esta
propiedad permite explicar fenómenos como la transferencia de electrones en
reacciones de oxidación y reducción, y fundamenta herramientas cuantitativas
como la constante de Faraday, utilizada para relacionar carga eléctrica
con la cantidad de sustancia en procesos electroquímicos.
No obstante, en la práctica
química moderna, a menudo se analizan sub-sistemas abiertos o parcialmente
cerrados, como soluciones en contacto con electrodos o compartimentos de
celdas galvánicas. En estos casos, es posible que se presenten cargas locales
distintas de cero, debido a la transferencia de electrones hacia o desde el
entorno. Aunque la ley de conservación de la carga sigue siendo válida en
sentido global, los desequilibrios locales permiten explicar fenómenos
electroquímicos, distribución de iones y generación de potenciales eléctricos,
por lo que los químicos deben considerar cuidadosamente si están tratando un
sistema cerrado o un sub-sistema interactuante al aplicar los principios de la
conservación de la carga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario