El teorema de la molaridad de un líquido puro en términos de una fracción de volumen es una herramienta fundamental en el análisis de disoluciones líquidas. En este caso, el soluto es un líquido puro cuya masa se puede calcular mediante el axioma de la densidad, despejando directamente a partir del volumen conocido. Esta masa luego se transforma en cantidad de sustancia mediante el axioma de la masa molar, permitiendo así calcular la molaridad.
La clave de este teorema radica en el uso de una fracción de volumen, definida como el cociente entre el volumen del soluto líquido puro y el volumen total de la disolución. Esta fracción, al ser un ratio de magnitudes semejantes (volumen entre volumen), es adimensional, lo que permite una expresión algebraica compacta y elegante, ideal para análisis dimensional y para la simplificación simbólica en cálculos manuales o computacionales.
Este enfoque es especialmente útil cuando el volumen de la disolución está dominado por el solvente, como ocurre en disoluciones diluidas. Además, permite expresar la molaridad sin necesidad de determinar directamente la masa del soluto, reduciendo la carga experimental y simbológica en ejercicios de laboratorio o lápiz y papel.
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