En 1961, Edward Guggenheim propuso una serie de
modificaciones al lenguaje químico heredado desde el siglo XIX, ya que varios
conceptos relacionados se habían acumulado de forma confusa y redundante. Entre
ellos se encontraban el mol, el átomo-gramo y el molécula-gramo,
así como las distinciones entre peso atómico relativo y peso
molecular relativo, o entre peso atómico y peso molecular.
Esta situación era, en palabras de algunos historiadores de la ciencia, una
verdadera “infelicidad” producto del devenir histórico del proceso de
investigación científica.
El objetivo de Guggenheim era simplificar esta terminología,
pero en lugar de lograr una unificación clara, introdujo una nueva magnitud: la
masa molar, con la intención de sustituir los conceptos de átomo-gramo y
molécula-gramo. Sin embargo, su propuesta no fue aceptada de forma unánime. Por
ejemplo, las tablas periódicas siguen expresando los valores en términos
de pesos relativos, lo que refleja la gran dificultad de alcanzar
consensos en la comunidad química.
Figura
1. Edward Armand Guggenheim (1901–1970) fue un físico-químico
británico fundamental en la estandarización de conceptos clave de la química
moderna. Reconocido por sus contribuciones a la termodinámica,
Guggenheim definió rigurosamente magnitudes como la cantidad de
sustancia y la masa molar, así como sus respectivas
unidades: el mol y el gramo sobre mol. Gracias a
su labor, estas unidades se integraron en el Sistema Internacional, lo que
permitió una mayor precisión en la enseñanza y aplicación de la química. No
obstante, incluso hacia 2025, en algunos contextos aún persiste el
uso de nomenclaturas antiguas como molécula-gramo, reflejo de una
época en la que la existencia de los átomos aún era debatida. Guggenheim dejó
una huella duradera en la ciencia y su pedagogía.
Basándonos en los aportes de Guggenheim, podemos establecer
los siguientes conceptos clave con respecto a los pesos atómicos.
Número de entidades
Para evitar la proliferación de ecuaciones que surge al
utilizar el teorema Ni=NA⋅niNi=NA⋅ni, lo que hemos hecho —y
seguiremos haciendo— es asumir que la cantidad de sustancia nin_ini puede expresarse directamente
en entidades unitarias (lo que vuelve innecesaria la presencia explícita
del parámetro NN) o en conjuntos definidos, como pares, docenas,
centenas o moles. De este modo, evitamos la creación de un sistema redundante
de fórmulas, así como duplicidades en las ecuaciones y definiciones.
De esta manera, el mol se define como un conjunto de 6.02214076×10236.02214076×1023 entidades elementales, lo que lo convierte, por definición, en
una magnitud adimensional cuando se interpreta como un número puro de
elementos. Es decir, aunque el mol pertenece al Sistema Internacional de
Unidades, su valor numérico representa simplemente una cantidad de entidades,
sin que estas tengan dimensiones físicas por sí mismas. Esta interpretación
permite simplificar significativamente los cálculos y evita la introducción
innecesaria de parámetros como NANA,
siempre que se entienda que estamos trabajando con unidades de conteo análogas
a una docena o una pareja, pero de escala atómica o molecular.
Constante de masa atómica
La constante de masa atómica se convierte en la
propia unidad de masa molar (g/mol), ya que si se sustituye el mol por
su valor adimensional (6,022 140 76 × 10²³), se obtiene el cociente 1 g / (6,022 140 76
× 10²³), lo que da
como resultado el valor de la constante de masa atómica en
gramos. Esto implica que la masa molar es, en esencia, sinónima de la masa
atómica o masa molecular, pero expresada en gramos sobre mol. Esta
equivalencia permite evitar duplicidades tanto conceptuales como algebraicas,
unificando el tratamiento de la masa en el ámbito atómico y macroscópico.
Asimismo, la unidad dalton (u) pasa a ser sinónima de
g/mol o, de forma equivalente, de 1 g / Nₐ.
Esto permite realizar conversiones directas de unidades sin necesidad de
utilizar distintos símbolos para parámetros como masa molecular, masa
atómica o masa molar, ya que todos ellos representan, en el fondo,
una misma magnitud expresada en diferentes contextos. Esta unificación
conceptual simplifica notablemente el lenguaje químico y reduce la redundancia
en definiciones y ecuaciones.
Referencias
Guggenheim,
E. A. (1961). The mole and related quantities. Journal of
Chemical Education, 38(2), 86.
Guggenheim,
E. A. (1966). Molecules versus moles. Journal of Chemical Education, 43(5),
250.
Mainus, D.,
& Bindel, T. H. (2024). Introducing High School Students to the Amount of
Substance, the Mole, and Avogadro’s Number Through a Hands-On Guided Inquiry
Activity Using 3-D Geometrically Shaped Samples of Elements and Cubes Made of
LEGO Bricks. Journal of Chemical Education, 101(12),
5540-5546.
Pramann, A., Rienitz, O., & Güttler, B. (2022). The Mole and the New System of Units (SI). In Handbook of Metrology and Applications (pp. 1-30). Singapore: Springer Nature Singapore.
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