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miércoles, 14 de mayo de 2025

Aplicaciones de las sales hidratadas

[Estequiometria] Sección 9. Conceptos clave[Hidratación][Reacciones incompletas]  Otros conceptos[Aplicaciones de sales hidratadas[Que es la ceniza]



El crecimiento de las energías renovables plantea un desafío técnico clave: cómo almacenar la energía generada en momentos de alta producción para utilizarla cuando no hay disponibilidad directa, como durante la noche o en días nublados. Mientras las baterías electroquímicas como las de litio han dominado la conversación sobre almacenamiento, existen otras estrategias que no almacenan electricidad, sino energía térmica, y que pueden ser igual o más eficientes para ciertos usos. Entre ellas, una de las más prometedoras es el uso de sales hidratadas como materiales de cambio de fase (PCM, por sus siglas en inglés).

Las sales hidratadas son compuestos iónicos que, al estar unidos a moléculas de agua, forman estructuras cristalinas estables. Durante su deshidratación, estas sales absorben una cantidad significativa de calor, que queda almacenado en forma de energía latente. Este calor puede liberarse más tarde cuando la sal se rehidrata, es decir, cuando vuelve a absorber agua y regresa a su estado cristalino original. Este ciclo es reversible y reutilizable, lo que convierte a estos materiales en baterías térmicas ideales para aplicaciones donde el calor es el recurso valioso.

Cuando una sal hidratada como el sulfato de sodio decahidratado (Na₂SO₄·10H₂O) se calienta, comienza a perder agua de cristalización en un proceso endotérmico. Esta transición de fase no implica un cambio de estado físico como en los materiales sólidos-líquidos (por ejemplo, la parafina), pero sí un cambio estructural, lo que también permite almacenar calor latente. Al enfriarse, la sal puede reabsorber agua del ambiente o de una fuente controlada, liberando calor durante el proceso exergónico.

Este tipo de almacenamiento es especialmente útil en los sistemas solares térmicos, donde el calor captado por colectores solares puede almacenarse durante el día y liberarse por la noche para calefacción, agua caliente o incluso generación eléctrica.

Uno de los ejemplos más conocidos en el uso de sales hidratadas como almacenamiento térmico es el proyecto TESSe2b, financiado por la Unión Europea bajo el programa Horizon 2020. Este sistema, probado en varios edificios piloto en Europa (Portugal, Noruega, Rumania), utiliza un sistema compacto de sales hidratadas encapsuladas que se combinan con bombas de calor y colectores solares para proporcionar calefacción y refrigeración doméstica eficiente. En el sitio piloto de Évora (Portugal), el uso de este sistema redujo el consumo energético de calefacción en más de un 30 %, al almacenar el calor del día para uso nocturno.

Otro caso emblemático se encuentra en la ciudad de Londres, donde el edificio “Cambridge House” utiliza un sistema basado en cloruro de calcio hexahidratado (CaCl₂·6H₂O) como parte de su estrategia de calefacción sostenible. Este material tiene un punto de transición alrededor de los 29 °C, ideal para aplicaciones de confort térmico. Encapsulado en paneles modulares integrados en paredes y suelos, el sistema permite estabilizar la temperatura interior sin necesidad de calefacción eléctrica o a gas en muchas condiciones climáticas.

En el ámbito industrial, la empresa Sunamp, con sede en Escocia, ha desarrollado una línea comercial de productos llamados “UniQ”, que utilizan sales hidratadas en cápsulas para almacenar energía térmica. Estos dispositivos se integran con sistemas solares térmicos o eléctricos y pueden liberar calor bajo demanda para agua caliente sanitaria, calefacción o procesos industriales de baja temperatura. El sistema es compacto y ha sido adoptado en viviendas, hospitales y escuelas en el Reino Unido.

El uso de sales hidratadas presenta varias ventajas importantes. En primer lugar, tienen una alta densidad de almacenamiento térmico, lo que significa que pueden almacenar grandes cantidades de energía en pequeños volúmenes. Además, su costo es bajo, ya que muchas de estas sales son subproductos de procesos industriales, como el sulfato de sodio proveniente de la fabricación de vidrio o detergentes.

También son materiales no tóxicos y relativamente seguros, siempre que se mantenga el sistema sellado para evitar la pérdida de agua por evaporación. Este es, de hecho, uno de los principales desafíos técnicos: la estabilidad a largo plazo del ciclo de hidratación-deshidratación. En ciclos repetidos, algunas sales pueden formar aglomerados o perder eficiencia debido a la cristalización incongruente. Para mitigar esto, se han desarrollado soluciones como encapsulación en polímeros, adición de agentes nucleantes o uso de matrices porosas que mantienen la estructura estable.

Otra limitación potencial es el control preciso de la humedad, ya que la rehidratación depende de la disponibilidad de agua líquida o vapor. Sin embargo, en sistemas cerrados y bien diseñados, estos problemas se pueden gestionar con eficiencia.

Con el avance de las redes inteligentes de energía (smart grids), el uso de baterías térmicas basadas en sales hidratadas se perfila como una alternativa viable para equilibrar la demanda energética en zonas residenciales e industriales. Al actuar como un almacén de calor, estas baterías pueden reducir picos de consumo eléctrico, mejorar la eficiencia global del sistema y permitir una mayor penetración de energías renovables intermitentes como la solar.

Además, su integración en edificios puede aportar beneficios adicionales, como la reducción del tamaño de los sistemas de calefacción tradicionales y una mayor autonomía energética, especialmente en regiones rurales o alejadas de la red eléctrica.

Los cristales de sales hidratadas representan una tecnología madura, eficiente y cada vez más utilizada para el almacenamiento térmico en sistemas de energía solar. Su capacidad de almacenar y liberar calor de forma cíclica los convierte en baterías térmicas confiables y sostenibles, aptas tanto para aplicaciones residenciales como industriales. A medida que la transición energética avanza, estas soluciones basadas en principios químicos sencillos pero poderosos jugarán un papel fundamental en la construcción de un modelo energético más flexible, limpio y resiliente.

Referencias

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