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sábado, 26 de abril de 2025

Ecuaciones químicas




Una reacción química es un proceso en el cual una o más sustancias, llamadas reactivos, se transforman en una o más sustancias nuevas, llamadas productos, mediante la reorganización de sus átomos y enlaces químicos. Durante una reacción química, se conservan la masa y los elementos, pero cambian las propiedades químicas y físicas de las sustancias involucradas.

La ecuación química es una herramienta esencial del lenguaje químico, utilizada para describir de manera formal una reacción química. Si consideramos los nombres de las sustancias como las "palabras" del lenguaje químico, las ecuaciones químicas representan su "sintaxis", permitiendo construir mensajes completos que expresan qué reactivos participan, en qué proporciones (basadas en la ley de conservación de la masa), qué productos se obtienen y qué cambios de energía o estado acompañan al proceso. Una ecuación química indica no solo las fórmulas de las sustancias involucradas, sino también datos adicionales como la cantidad de energía liberada o absorbida (ΔH), los estados de agregación (sólido, líquido, gas, acuoso) y las condiciones específicas necesarias (temperatura, presión, catalizadores).

Figura 1. Componentes de una ecuación química

Identidad de la sustancia

El primer componente de una ecuación química son las identidades de las sustancias, que pueden presentarse como fórmulas moleculares, fórmulas desplegadas, códigos o nombres. Si estas sustancias se encuentran en el lado izquierdo de la ecuación, desde donde parte la flecha que indica el sentido de la reacción, se les denomina reactantes o reactivos. En cambio, si se encuentran en el lado derecho, hacia donde apunta la flecha, se consideran productos.

Figura 2. Ecuación de la combustión de metano resaltando en azul los reactantes y en rojo los productos.

En el ejemplo dado en la figura 2, los reactivos son el metano (CH₄) y el oxígeno atmosférico (O₂), mientras que los productos generados son el dióxido de carbono (CO₂) y el agua (H₂O). Este proceso ilustra una reacción de combustión, donde el metano, al reaccionar con el oxígeno, produce los mencionados productos. La relación entre los reactivos y los productos se expresa en una ecuación química balanceada, que refleja la transformación de las sustancias iniciales en nuevas sustancias con diferentes propiedades

Número estequiométrico

El número estequiométrico (símbolo ν) indica la cantidad de entidades de reactivos y productos necesarios para llevar a cabo un evento de reacción, o bien un mol de eventos de reacción, dependiendo de si interpretamos la ecuación química desde una perspectiva molecular o macroscópica. Normalmente, el número estequiométrico se toma únicamente como su magnitud positiva; sin embargo, en varios contextos será necesario considerar que, en realidad, se trata de un vector químico con dirección: negativo para los reactivos y positivo para los productos. Para evitar ambigüedades, marcaremos el número estequiométrico con una flecha vectorial ν cuando deba considerarse su sentido, y lo escribiremos sin flecha cuando nos refiramos solamente a su valor absoluto positivo.

Figura 3.

En la Figura 3 resaltamos en azul los números estequiométricos de los reactivos y en rojo los de los productos. Por razones didácticas, ubicamos explícitamente los valores de 1 en los compuestos que corresponden; sin embargo, tal como se observa en la Figura 4, formalmente los números estequiométricos igual a 1 no se escriben en la ecuación química. Esta omisión responde a la convención de simplificar la representación, ya que se sobreentiende que la ausencia de un coeficiente explícito implica un número estequiométrico de 1.

Figura 4.

Flecha de reacción

La flecha de reacción en una ecuación química se lee como "produce" y señala el sentido químico de la transformación. Aunque los átomos se conservan durante el proceso, las sustancias originales se destruyen y se reorganizan para formar nuevas especies químicas. La flecha indica así la dirección en la que ocurre la transformación química.

Figura 5.

Figura 6. El ciclo de Krebs, también conocido como ciclo del ácido cítrico, es un excelente ejemplo del sentido químico complejo en sistemas donde múltiples reacciones encadenadas ocurren de manera controlada. En este ciclo, una molécula de acetil-CoA reacciona con oxalacetato para formar citrato, iniciando una serie de transformaciones químicas donde se generan nuevos compuestos y se regeneran otros, permitiendo la continuidad del proceso. Cada paso implica reacciones específicas —descarboxilaciones, oxidaciones, hidrataciones— que, aunque conservan los átomos globalmente, reorganizan profundamente las moléculas. Además, algunas sustancias del ciclo pueden salirse hacia otras rutas metabólicas, o bien, productos de otras vías pueden entrar en el ciclo, mostrando un sistema de flechas múltiples y entrecruzadas, muy distinto a la simple transformación de un reactivo en un único producto.

Cuando la flecha apunta en una sola dirección (→), esto puede significar que únicamente existe un sentido de reacción posible, o que la reacción inversa es despreciable por ser muy poco significativa. Si, en cambio, aparecen dos flechas cortadas a la mitad (), se representa un equilibrio químico, donde las reacciones directa e inversa ocurren simultáneamente. Si se presentan varias flechas en diferentes direcciones, esto indica que una misma cantidad de reactivos puede generar productos diferentes; y en el caso de reacciones bioquímicas, se pueden observar bifurcaciones, fusiones, salidas alternativas, como si se tratara de una red de autopistas compleja y dinámica.

Condiciones y catalizadores

Sobre o debajo de la flecha de reacción, o a veces (aunque menos común y considerado incorrecto en ciertos enfoques) del lado de los reactivos, se colocan las condiciones especiales y los catalizadores necesarios para que la transformación ocurra. Estas condiciones pueden incluir temperatura, presión, tipo de disolvente o presencia de energía externa.

Figura 7.

Por ejemplo, para la combustión del metano (CH₄), se requiere como mínimo una atmósfera de oxígeno y una chispa inicial que aporte energía de activación. Otras reacciones requieren catalizadores, sustancias que intermedian el proceso químico acelerándolo pero sin consumirse en el transcurso de la reacción. Idealmente, los catalizadores permanecen intactos, aunque en la práctica pueden degradarse debido a transvases, vaporizaciones o contaminaciones durante las operaciones de laboratorio.

Mezclas

Los símbolos de adición (+) en una ecuación química deben interpretarse como una mezcla de sustancias, ya sea en el lado de los reactivos o de los productos.

Figura 8.

Esto significa que las entidades químicas mencionadas se encuentran juntas en el mismo entorno físico o sistema. En algunos casos, como en soluciones homogéneas, estas sustancias permanecen mezcladas durante todo el proceso. En otros casos, especialmente entre los productos de una reacción, pueden separarse espontáneamente debido a diferencias de estado físico (por ejemplo, un gas liberado de una solución) o a propiedades como la insolubilidad. Así, el símbolo "+" no indica unión química permanente, sino coexistencia en el mismo espacio antes o después de la reacción

Calor de Reacción

El calor de reacción estándar, ubicado a la derecha de la ecuación química, indica cuánta energía en kilojulios (kJ) es requerida o emitida por la reacción. La entalpía está definida como una diferencia de energía, y este hecho tiene implicaciones similares a una flecha vectorial: posee un sentido químico.

Figura 9.

Los signos que acompañan al valor del calor de reacción siguen la misma convención que los del número estequiométrico: negativo (–) para indicar emisión de calor (reacción exotérmica) y positivo (+) para indicar absorción de calor (reacción endotérmica). Esto se debe a que, en una diferencia estándar, se calcula productos – reactivos. Si los productos tienen mayor energía que los reactivos, la diferencia es positiva, interpretándose que se debe introducir energía al sistema para que la reacción ocurra. Por el contrario, si los productos tienen menor energía, la diferencia es negativa, indicando que la reacción libera energía espontáneamente.

Estado de la materia

Las ecuaciones químicas también pueden incluir información sobre el estado físico de las sustancias participantes. Este dato se representa mediante subíndices entre paréntesis inmediatamente después de cada fórmula química: (g) para gases, (l) para líquidos, (s) para sólidos y (aq) para sustancias disueltas en agua (soluciones acuosas).

Figura 10.

Esta notación proporciona un nivel adicional de detalle sobre las condiciones físicas en las que ocurre la reacción, lo cual es fundamental para comprender correctamente el comportamiento y la dinámica de los reactivos y productos en el proceso químico.

Lectura

Finalmente, el cuerpo completo de la ecuación química debe ser capaz de traducir un párrafo con sentido a una sintaxis de texto químico. Para nuestro ejemplo, podemos interpretar la ecuación de la siguiente manera:

"La mezcla de reacción entre metano (CH₄) y oxígeno molecular (O₂), a una presión de 1 atmósfera y en presencia de una chispa, produce una mezcla de agua (H₂O) y dióxido de carbono (CO₂), acompañada de la emisión de 890 kilojulios de energía por cada mol de eventos de reacción."

De esta forma, la ecuación funciona como un lenguaje condensado que comunica, de manera precisa, los materiales, las condiciones, la transformación química y el cambio energético involucrados.

Referencias

Brown, T. L., LeMay, H. E. J., Bursten, B. E., Murphy, C. J., Woodward, P., & Stoltzfus, M. W. (2015). Chemistry the Central Science.

Brown, T. L., LeMay, H. E. J., Bursten, B. E., Murphy, C. J., Woodward, P., Stoltzfus, M. W., & Lufaso, M. W. (2022). Chemistry, the central science (15th ed.). Pearson.

Chang, R. (2010). Chemistry (10th ed.). McGraw-Hill New York.

Chang, R., & Overby, J. (2021). Chemistry (14th ed.). McGraw-Hill.

Seager, S. L., Slabaugh, M. M., & Hansen, M. M. (2022). Chemistry for Today (10th ed.). Cengage Learning.

Zumdahl, S. S., Zumdahl, S. A., DeCoste, D. J., & Adams, G. (2018). Chemistry (10th ed.). Cengage Learning.

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