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sábado, 26 de abril de 2025

Balance de ecuaciones químicas




El balance de una ecuación química se basa en el principio fundamental de la ley de conservación de la materia. Aplicado a átomos y moléculas, este principio establece que, aunque las moléculas pueden descomponerse y recombinarse de diferentes formas para formar nuevas sustancias, los átomos no se crean ni se destruyen durante una reacción química.
Como consecuencia, el número de átomos de cada elemento debe mantenerse constante a lo largo de la reacción: el número total de átomos de un elemento en los reactivos debe ser igual al número total de átomos de ese mismo elemento en los productos.
En otras palabras, la reacción debe cumplir con un balance de suma cero: la cantidad de átomos de cada tipo, sumando los productos menos los reactivos, debe ser igual a cero.

Fórmula general

La fórmula general del balance establece que, para un elemento dado, la suma de los productos entre el número estequiométrico de cada sustancia y el subíndice correspondiente a dicho elemento en su fórmula química debe ser igual a cero. Esto se cumple si y solo si los números estequiométricos se asignan considerando el sentido químico de la reacción: valores negativos para los reactivos y positivos para los productos.
De esta manera, se garantiza que el número de átomos de cada elemento se conserva a lo largo de la reacción, cumpliendo así con la ley de conservación de la materia.

Figura 1. Teorema del balance de materia en una ecuación química.

Para la mayoría de los casos, esta fórmula ya está integrada de forma intuitiva en nuestra mente. Es decir, recordamos de manera natural que el número de átomos de un elemento en una reacción es la suma de los productos del número estequiométrico por el subíndice del elemento en cada sustancia.
Solo en situaciones excepcionales, la expresión se vuelve demasiado compleja para resolverse mentalmente. Por esta razón, en la gran mayoría de las ecuaciones químicas podremos balancear intuitivamente aplicando este principio.
Si, al realizar el balance, no se logra que la suma de átomos sea cero, simplemente modificamos el número estequiométrico de la sustancia correspondiente, dejando intactos los subíndices químicos de su fórmula, hasta alcanzar el balance correcto.

Revisión de balance

Antes de aprender a balancear, lo primero es aprender a reconocer si una ecuación química está o no balanceada.
Para ello, utilizaremos de forma explícita el teorema de balance de materia mostrado en la Figura 1, recordando que, con la práctica, este procedimiento se internaliza y se convierte en un método intuitivo para la mayoría de los casos simples.
En particular, cuando trabajamos con ecuaciones que involucran aproximadamente cuatro especies químicas o menos, la aplicación consciente del teorema tiende a disolverse en nuestra mente, reemplazándose por un proceso rápido y automático de verificación.

Figura 2. Prueba de balance de la combustión de metano: Al desplegar la condición de suma cero, hemos encerrado entre paréntesis los números estequiométricos para hacer explícito su signo direccional antes de operar. Además, también hemos hecho explícitos los valores de uno (1), tanto en los números estequiométricos como en los subíndices, ya que sí son relevantes en las operaciones aritméticas necesarias para realizar la prueba de balance. Es importante recordar que la operación solo tiene sentido para las sustancias que contienen el elemento en cuestión. Por ejemplo, al aplicar la fórmula para el carbono, únicamente se consideran el metano (CH₄) y el dióxido de carbono (CO₂), ya que las otras sustancias (O₂ y H₂O) no contienen carbono. Cuando una sustancia no contiene un elemento, el subíndice correspondiente es cero, y, por lo tanto, el producto de su número estequiométrico por el subíndice también será cero, haciendo su aporte irrelevante en la suma.

Balance de materia por intuición.

El balance de materia por intuición o tanteo se basa en alterar los números estequiométricos de las sustancias de forma que logremos la igualación de los átomos de cada elemento. Normalmente, este procedimiento consiste en operar primero sobre el lado que presenta una cantidad menor de átomos, ajustándolo para igualar al lado con mayor cantidad, utilizando números enteros pequeños (como 2 o 3), que resultan fáciles de intuir.
Una vez realizado el ajuste, aplicamos la prueba de balance para verificar la correcta conservación de los elementos.
Los casos complicados surgen cuando aparece un par y un impar distinto de cero en lados opuestos, situación en la cual no existe un único número entero que iguale ambas cantidades directamente.
Cuando esto ocurre, se debe multiplicar por el recíproco adecuado para alcanzar la igualación.
Estas dos reglas —ajuste por pequeños múltiplos y multiplicación por el recíproco en pares e impares— son la base fundamental del método de balanceo por tanteo.

Figura 3. Procedimiento explícito de balanceo para la síntesis de agua. En este ejemplo realizamos de forma explícita tres pruebas de balanceo, aunque en la práctica este proceso debe ocurrir mentalmente o mediante anotaciones ligeras a lápiz, conforme vamos borrando y reemplazando los números estequiométricos hasta encontrar los valores correctos (resaltados en rojo para mayor claridad). Este método muestra cómo el tanteo y la verificación constantes permiten alcanzar un balance adecuado de manera eficiente y precisa.

Figura 4. Procedimiento explícito del balanceo para la síntesis de amoníaco.
En este caso, ambos elementos (nitrógeno e hidrógeno) se encuentran inicialmente desbalanceados. Sin embargo, como regla general, se recomienda balancear primero el par más complicado, especialmente cuando existe una situación de subíndices par contra impar distinto de uno, en la cual aplicamos la estrategia de multiplicar por recíprocos para lograr la igualación.
Este enfoque permite resolver de manera más eficiente las diferencias numéricas y facilita el ajuste de los números estequiométricos con operaciones simples.

Balanceo por ecuaciones algebraicas

También llamado, balanceo por coeficientes indeterminados, este método utiliza la ecuación mostrada en la Figura 1, haciendo explícitos los subíndices de cada elemento y multiplicándolos por un número estequiométrico no definido. Al final del proceso, se resuelve el sistema de ecuaciones resultante.
Sin embargo, es importante recordar que el objetivo principal es balancear la ecuación, no perfeccionarnos en álgebra. Por ello, se recomienda emplear una estrategia mixta: balancear primero los elementos más sencillos de manera intuitiva y reservar el planteamiento algebraico solo para el elemento más complejo. Esta estrategia reduce exponencialmente la complejidad del sistema y acelera el dinamismo de los cálculos.

Figura 5. Procedimiento explícito para el balance de la combustión de un hidrocarburo con 7 carbonos: En el caso de la combustión de un hidrocarburo con 7 átomos de carbono, es común que los carbonos e hidrógenos se balanceen de manera intuitiva al inspeccionar directamente la fórmula. Por lo tanto, no es necesario plantear coeficientes indeterminados para estos elementos, ya que se puede balancear rápidamente observando la estructura. Así, lo único que necesitamos hacer es plantear un coeficiente indeterminado para el oxígeno. Los coeficientes deben asignarse en orden alfabético, comenzando con "a".

Por el momento, nos limitaremos a estos dos métodos de balance. Existen otros enfoques, pero serán relevantes en capítulos posteriores, cuando abordemos la determinación de los equivalentes en reacciones redox.

Referencias

Brown, T. L., LeMay, H. E. J., Bursten, B. E., Murphy, C. J., Woodward, P., & Stoltzfus, M. W. (2015). Chemistry the Central Science.

Brown, T. L., LeMay, H. E. J., Bursten, B. E., Murphy, C. J., Woodward, P., Stoltzfus, M. W., & Lufaso, M. W. (2022). Chemistry, the central science (15th ed.). Pearson.

Chang, R. (2010). Chemistry (10th ed.). McGraw-Hill New York.

Chang, R., & Overby, J. (2021). Chemistry (14th ed.). McGraw-Hill.

Seager, S. L., Slabaugh, M. M., & Hansen, M. M. (2022). Chemistry for Today (10th ed.). Cengage Learning.

Zumdahl, S. S., Zumdahl, S. A., DeCoste, D. J., & Adams, G. (2018). Chemistry (10th ed.). Cengage Learning.

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