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viernes, 18 de abril de 2025

Aproximaciones estándar y de Fermi



Una aproximación es un valor que se utiliza cuando no se puede conocer con exactitud el número real, pero se desea tener una idea bastante cercana a él. En el mundo de las ciencias naturales, donde se estudian fenómenos físicos, químicos o biológicos, las mediciones no son exactas porque siempre hay un margen de error. Los instrumentos que usamos para medir tienen límites, por más precisos que sean. Incluso el simple acto de observar altera, en algunos casos, lo que se mide. Por eso, en la práctica, los científicos recurren a aproximaciones, porque en lugar de trabajar con números matemáticamente perfectos, se concentran en valores que sean suficientemente precisos para entender, predecir o controlar lo que ocurre en la naturaleza.

Un número matemáticamente perfecto, como una fracción exacta o una raíz cuadrada sin decimales interminables, solo existe en el mundo ideal de las matemáticas. En cambio, una cantidad medida en el mundo natural es una representación con un cierto grado de incertidumbre, porque depende de factores reales: temperatura, presión, humedad, tiempo de reacción humana, o sensibilidad de un aparato. Por ejemplo, aunque se diga que la velocidad de la luz es de 299,792,458 metros por segundo, en los experimentos reales se obtiene un valor cercano, pero no exactamente ese, y ese valor se redondea o se reporta con un cierto número de cifras significativas. Así, las ciencias naturales aceptan que el mundo no es perfecto, y trabajan con aproximaciones que permiten avanzar sin necesitar la exactitud absoluta que solo existe en los libros de matemáticas.

Número exacto

Aunque los números exactos no son tan comunes en las ciencias naturales, eso no significa que no existan. De hecho, algunas constantes en teoremas naturales o en definiciones físicas son valores exactos. Un número exacto representa un valor conocido con certeza absoluta, sin incertidumbre, y con un número infinito de cifras significativas. No puede simplificarse ni estimarse, ya que refleja una relación o cantidad perfectamente definida. Entre los números exactos se incluyen los que resultan de contar objetos (como personas o manzanas), ciertas constantes físicas, conversiones de unidades y definiciones arbitrarias adoptadas internacionalmente.

Ejemplos de números exactos abarcan desde valores enteros como el número de protones en un átomo de carbono (\ceC) (6) o los minutos en una hora (60), hasta definiciones de conversión como el número de centímetros en una pulgada (exactamente 2.54) o el número de pies en una milla (exactamente 5280). También se consideran exactos valores definidos por convención, como la velocidad de la luz en el vacío (exactamente 299,792,458 \color{Purple}\textbf{m/s}) o el número de Avogadro, que desde 2019 se estableció con exactamente nueve cifras significativas: 6.02214076 × 10²³.

Algunas de estas definiciones son arbitrarias, como la del mol, pero muchas otras reflejan relaciones fundamentales, especialmente en química. Por ejemplo, la fórmula molecular de una sustancia expresa números exactos de átomos por molécula; la estructura atómica define un número fijo de protones, neutrones y electrones; y las relaciones molares en las ecuaciones químicas balanceadas son proporciones exactas. Del mismo modo, los números de oxidación o los electrones de valencia son propiedades definidas con precisión.

Sin embargo, existen excepciones. Por ejemplo, en el caso de los polímeros, la longitud de las cadenas puede variar, lo que impide establecer una cantidad exacta de unidades repetidas en cada molécula. En estos casos, las medidas se vuelven más complejas y se recurre a promedios o rangos.

Determinar si una unidad o una conversión es exacta depende de cómo fue definida. A partir de 2019, todas las unidades fundamentales del Sistema Internacional (SI) están definidas en función de constantes físicas universales, por lo que son consideradas exactas. Algunas unidades del sistema imperial también se definen con referencia al SI, lo que las convierte, en ciertos casos, en números exactos.

En el pasado, muchas de estas unidades dependían de mediciones físicas concretas, como un objeto patrón o un experimento, lo que las hacía inherentemente inexactas. Hoy, gracias al avance científico y tecnológico, las definiciones modernas buscan eliminar esa variabilidad. Este cambio hacia la precisión contribuye a una mayor coherencia en los estándares de medición y favorece el desarrollo científico en todas las áreas del conocimiento.

Número inexacto

Muchos números reflejan un grado inherente de incertidumbre. Se consideran inexactos aquellos valores que provienen de mediciones, estimaciones, redondeos o conversiones aproximadas. Estos números no representan valores absolutos, sino aproximaciones sujetas a error por limitaciones instrumentales, humanas o contextuales. Algunos ejemplos ilustrativos son:

  • El peso en una báscula: siempre presenta una pequeña variación debido a la precisión del instrumento y cambios naturales en la masa corporal.
  • La distancia entre el polo norte y el polo sur: por la escala geográfica, las condiciones del terreno y la curvatura terrestre, esta medida implica inevitablemente cierto margen de error.
  • La constante de Avogadro (6.022 × 10²³): aunque hoy se define con exactitud, históricamente su valor ha sido aproximado a través de experimentos y, por tanto, sujeto a incertidumbre.
  • La conversión de kilogramos a libras (1 \color{Purple}\textbf{kg} ≈ 2.2 \color{Purple}\textbf{lb}): es una aproximación práctica usada con frecuencia, aunque el valor exacto es 2.20462..., lo que introduce error al redondear.
  • Las horas de sueño: al tratarse de una estimación personal y variable, esta cantidad difícilmente puede medirse con precisión absoluta.

Comprender que estos valores son inexactos es clave para interpretar adecuadamente los resultados en contextos científicos, donde la distinción entre precisión y exactitud determina la validez de una medición o cálculo.

Las aproximaciones son especialmente útiles cuando debemos realizar operaciones sin el apoyo de una calculadora. En estos casos, simplificar los valores permite resolver problemas de forma más ágil, aunque con una pérdida controlada de precisión. Un ejemplo claro es el uso tradicional de la constante de Avogadro en cálculos químicos: en lugar de usar 6.022 × 10²³, se redondea a 6 × 10²³. Esta simplificación es común en exámenes, laboratorios escolares y pruebas de estado como el ICFES en Colombia, el Gaokao en China o el SAT en Estados Unidos, donde el tiempo es limitado y se prioriza la comprensión del concepto sobre el uso de cifras exactas.

Figura 1. El acceso a carreras científicas suele estar condicionado por pruebas estandarizadas que priorizan la capacidad de resolver ejercicios numéricos con lápiz y papel, sin calculadora. Estas evaluaciones miden principalmente la rapidez y precisión en estimaciones matemáticas, como cálculos con notación científica o problemas de orden de magnitud, dejando en segundo plano habilidades igualmente importantes como el razonamiento argumentativo, la creatividad o la comunicación científica. Esta limitación responde a la necesidad de clasificar rápidamente a muchos aspirantes, pero puede excluir a personas con talento para el pensamiento crítico, la investigación o el trabajo en equipo, que son esenciales en la ciencia. Así, se corre el riesgo de reducir la diversidad de perfiles que enriquecen el desarrollo científico y tecnológico.

Estas prácticas no solo permiten al estudiante concentrarse en el razonamiento lógico detrás del problema, sino que también fomentan habilidades de estimación y sentido numérico. En contextos educativos, las aproximaciones no son un error, sino una herramienta estratégica para facilitar el aprendizaje, resolver problemas rápidamente y comunicar resultados cuando los recursos son limitados o el contexto no exige alta precisión. En la vida real, como en la ciencia aplicada o la ingeniería de campo, también se recurre a aproximaciones para tomar decisiones rápidas basadas en información suficiente, aunque no perfecta.

Así, mientras que en contextos teóricos y de investigación de alta precisión se priorizan los números exactos, en el trabajo práctico, cotidiano y educativo, las aproximaciones son una necesidad funcional que equilibra precisión con eficiencia.

Significancia

Los números exactos juegan un papel fundamental en los cálculos científicos porque no presentan incertidumbre y se consideran con un número infinito de cifras significativas. Es importante entender que, aunque un número exacto pueda ser pequeño —como el dígito "2"—, su precisión no limita la cantidad de cifras significativas en un cálculo. Identificarlos correctamente requiere atención, ya que no siempre están acompañados de decimales ni de notación especial.

Por ejemplo, al calcular la masa de dos moles de átomos de carbono, el número "2" es exacto porque representa una cantidad contada. No es necesario escribirlo como "2.0" o "2.00", pues su carácter exacto ya está implícito. En cambio, la masa molar del carbono, 12.01 \color{Purple}\textbf{g/mol}, es un valor medido y redondeado, por lo que contiene cuatro cifras significativas. Al multiplicar ambos valores (2 × 12.01 = 24.02 \color{Purple}\textbf{g}), la respuesta conserva las cuatro cifras significativas del número medido, ya que el número exacto no limita la precisión del resultado.

En general, muchas constantes utilizadas en cálculos científicos son consideradas exactas y, por lo tanto, no afectan el conteo de cifras significativas. No obstante, si alguna de estas constantes se redondea para facilitar los cálculos, debe hacerse con cuidado, ya que una aproximación excesiva podría alterar la precisión del resultado final. Mantener este equilibrio es clave para garantizar la coherencia y confiabilidad de los análisis científicos.

Figura 2. Las pruebas estandarizadas como Gaokao, SAT o Saber 11 buscan evaluar el dominio de conceptos clave en ciencias, así como la capacidad de los estudiantes para aplicar métodos científicos y resolver problemas numéricos y teóricos. Su objetivo principal es medir el conocimiento adquirido en áreas fundamentales como matemáticas, física, química y biología, evaluando habilidades de cálculo, razonamiento lógico y comprensión de teorías científicas. Estas pruebas también sirven como herramientas de selección para el acceso a instituciones de educación superior, proporcionando una comparación objetiva entre los estudiantes. Sin embargo, aunque son útiles para clasificar el rendimiento académico, estas evaluaciones a menudo limitan el enfoque a habilidades cognitivas, sin considerar completamente otras competencias esenciales como el pensamiento crítico, la creatividad o la capacidad de trabajo en equipo.

Aclaraciones sobre cifras significativas

En el ámbito científico, expresar los números con precisión es clave para garantizar la exactitud y confiabilidad de los resultados obtenidos en cálculos y mediciones. Las cifras significativas son una herramienta esencial para reflejar cuánta confianza se puede tener en un valor numérico. A continuación, se presentan reglas fundamentales para su correcta interpretación y uso:

  • Separación de enteros y decimales: Use solo un punto o una coma para separar la parte entera de la decimal. No se recomienda usar separadores de miles (como puntos o espacios) para evitar confusiones.
  • Valores dados en enunciados: Se asume que todos los números proporcionados en los enunciados son significativos, a menos que se indique lo contrario.
  • Números enteros con ceros a la derecha: En general, todos los dígitos son significativos. Por ejemplo, en el contexto adecuado, 50 puede tener dos cifras significativas y 1000 puede tener cuatro. El uso de notación científica ayuda a aclarar cuántas cifras son significativas.
  • Ceros intermedios: Los ceros ubicados entre dígitos distintos de cero siempre son significativos. Por ejemplo, 205 tiene tres cifras significativas.
  • Ceros a la izquierda: No son significativos. En 0.0050, solo 5 y 0 (el cero final) se cuentan, pues indican precisión, sumando dos cifras significativas.
  • Notación científica: Solo los dígitos en la parte decimal (antes del ×10^n) son significativos. Por ejemplo, 3.00 × 10⁴ tiene tres cifras significativas.
  • Constantes y factores definidos: Las constantes exactas, como conversiones definidas (1 min = 60 s), no limitan el número de cifras significativas. Si se usan versiones redondeadas, deben ajustarse al nivel de precisión requerido en el ejercicio.

Aplicar correctamente estas reglas permite interpretar, redondear y operar con cifras significativas de forma coherente, manteniendo la integridad de los resultados en contextos científicos.

Aproximaciones de Fermi

En física e ingeniería, un problema de Fermi —también conocido como estimación de Fermi o cálculo de orden de magnitud— es un ejercicio diseñado para desarrollar habilidades de estimación, análisis dimensional y razonamiento lógico. Su nombre proviene del físico Enrico Fermi, famoso por su capacidad para realizar cálculos aproximados con poca o ninguna información precisa.

Figura 3. Enrico Fermi (Roma, 29 de septiembre de 1901 – Chicago, 28 de noviembre de 1954) fue un físico italiano, posteriormente nacionalizado estadounidense, reconocido por su papel en el desarrollo del primer reactor nuclear y por sus aportes fundamentales a la física cuántica, nuclear, de partículas y a la mecánica estadística. En 1938, recibió el Premio Nobel de Física por sus investigaciones sobre la radiactividad inducida mediante neutrones. Su trabajo sentó las bases para la energía nuclear y la física moderna. Fermi también es célebre por su capacidad para realizar estimaciones precisas con datos mínimos, lo que dio origen a los conocidos "problemas de Fermi". Es considerado uno de los científicos más influyentes y brillantes del siglo XX.

Estos problemas requieren conjeturas razonadas sobre cantidades, variaciones o límites superiores e inferiores, usando números redondos que puedan manejarse mentalmente sin calculadora. Su objetivo no es obtener una respuesta exacta, sino una aproximación lógica y fundamentada.

El enfoque de Fermi es especialmente útil para formar el pensamiento crítico y entrenar la mente en la resolución rápida de problemas complejos simplificando los datos. Se aplica tanto en la investigación científica como en contextos ingenieriles y educativos.

En el caso de los cálculos físico-químicos, donde a veces no se requiere precisión extrema, las estimaciones de Fermi resultan muy útiles. Por ejemplo, al calcular el número de moléculas en una cantidad dada de moles, en lugar de usar la constante de Avogadro completa (6.022 × 10²³ \color{Purple}\textbf{mol⁻¹}), puede utilizarse una versión simplificada: 6 × 10²³ \color{Purple}\textbf{mol⁻¹}.

Esta aproximación no solo acelera los cálculos mentales, sino que también es práctica en contextos donde no se permite el uso de calculadoras, como en las pruebas Saber 11 en Colombia o exámenes estandarizados en países como EE.UU. o China.

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