15. Sistema esquelético moluscos 2, de los escafópodos, cefalópodos, amonites y nautilus
15.1 Escafópodos
La concha de los escafópodos se asemeja al cuerno de un elefante vacío o a un colmillo muy grande. A este grupo de animales pertenecen tanto los amonites y los cefalópodos, como los calamares y pulpos. La concha de los escafópodos está abierta en las dos puntas, pero con una abertura más pequeña en la parte posterior del cuerpo. La mayoría de las conchas de los escafópodos tienen una leve curvatura, en donde la superficie cóncava corresponde al área dorsal del animal. El manto es muy grande, y en algunos grupos como los cefalópodos simplemente ha rodeado a la concha hasta desaparecerla.
Figura 15.1. La curvatura
dorsal puede ser muy pronunciada en muchos amonites así como en los Nautilus,
dando una apariencia de crecimiento en espiral plano.
La mayoría de los escafópodos vivos pertenecen al subgrupo de los cefalópodos “pies en la cabeza”, en los cuales la concha es un rasgo muy reducido o simplemente se ha perdido en el curso de su evolución, como en los calamares y los pulpos. La concha completamente formada se encuentra en los linajes fósiles como los famosos amonitas y en unas pocas especies vivas del género Nautilus.
Figura 15.2. El caparazón
del género Nautilus está enroscado en una forma espiral plana y carece
de periostraco.
Los caparazones de los Nautilus están divididos en cámaras por
medio de paredes transversales, pero solo la cámara con la abertura más grande
al exterior es la que se encuentra ocupada por las partes blandas del animal. A
medida que el animal crece, la concha va segregándose, así como una nueva
pared, por lo que el animal se mueve hacia la punta de su concha
constantemente, dejando vacío el compartimento que ocupó en el pasado.
El caparazón está compuesto por una capa
interna de material muerto e inorgánico y una capa externa semejante a la
porcelana que contiene prismas de carbonato de calcio y una matriz orgánica de
conchina. La superficie externa puede contener pigmentos o ser completamente
blanca. Las uniones entre las paredes internas de la concha, y la concha misma
se denominan suturas, y su estructura permite identificar a un Nautilus de un amonite.
15.2 Belemnitidos
Figura 15.3. Los
belemnitidos representan una forma trasicional entre un molusco con concha pero
con anatomía de calamar.
Los belemnitidos eran en su exterior
similares a un calamar. Tenían diez brazos de igual longitud todos con pequeños
ganchos curvos hacia adentro que utilizaban para agarrar sus presas.2 Sin
embargo, no poseían el par de tentáculos especializados que poseen los
calamares modernos.
Parientes cercanos de los calamares, los
belemnitidos "extintos" presentan el cono o esqueleto mucho más
grande que en sus parientes aún vivos, pero igualmente se encuentra interno y
se lo puede considerar en toda regla como un endoesqueleto.
15.3 Calamares
y pulpos
En los calamares la concha se encuentra muy reducida y se localiza de forma interna al manto, convirtiéndola en un endoesqueleto. El endoesqueleto de un calamar no alcanza ni para completar un cono, en lugar de ello forma una placa delgada en su dorso "Internal shell" por debajo del manto.
Figura 15.4. Los calamares
poseen un caparazón reducido que se mantiene en su dorso.
Los pulpos adultos no tienen ningún tipo
de concha. Por el registro fósil se sabe que los primeros cefalópodos poseían
conchas externas completas, pero eso en la actualidad no se observa, solo
sobrevivieron las formas sin conchas o con conchas reducidas en el caso de los
cefalópodos.
16. Sistema esquelético moluscos 3, Gastrópodos
16.1 El
caparazón de los gastrópodos
Las conchas de los gastrópodos son
extremadamente diversas en tamaños, formas y colores. Las más pequeñas son
microscópicas y las más grandes pueden exceder los 40 centímetros. La forma
típica es la de un cono espiral que se enrosca alrededor de un eje central o
columela. Los giros de la espiral forman verticilos, demarcados por líneas
denominadas suturas. La curva más grande se denomina curva del cuerpo, la cual
porta la apertura a través de la cual el pie y la cabeza emergen.
La apertura de la concha es la parte
anterior y la punta de la espiral es la parte posterior. Al igual que en los
escafópodos, a medida que el animal crece la concha lo hace, y el cuerpo debe
alejarse de las partes más viejas o “larvarias” de la concha. Cada variación
imaginable a la estructura básica en espiral tridimencional de la concha ha
sido desarrollada por los gastrópodos, lo cual permite clasificar hasta el
nivel de especie.
Los caracoles terrestres son los moluscos mejor conocidos por cualquier persona. En estos se observa un rasgo que los distingue de los artrópodos, y es que los moluscos poseen una parte blanda que emerge de un exoesqueleto duro. Esta parte blanda posee a su vez un esqueleto hidrostático que facilita el movimiento del animal.
Figura 16.1. Forma de cono espiral
Figura 16.2. Existen conchas crípticas que se camuflan con el ambiente y otras que no lo hacen, presentan brillantes colores anunciando a un portador venenoso.
Figura 16.3. Los caracoles
terrestres son los moluscos mejor conocidos por cualquier persona.
La concha de los gastrópodos consiste en
una capa orgánica muy delgada llamada periostraco y entre dos o tres capas
calcáreas. Una capa externa prismática y una capa interna muerta. La capa
muerta o necrótica está compuesta por una lamela calcárea enmarcada por fibras
de conchina. En algunos gastrópodos, las capas calcáreas pueden subir hasta
seis, mientras que en otros las capas calcáreas se han reducidos hasta su total
pérdida como en las babosas.
16.2 La
pérdida del caparazón de los gastrópodos
Las babosas representan un aspecto
intrigante de la evolución de los gastrópodos, y un recuerdo de que la
evolución también implica la perdida de algunos rasgos representativos de un
grupo determinado “en este caso la concha”, después de todo, una babosa es
prácticamente un caracol sin concha. A pesar del hecho de que la concha en
espiral representó un gran éxito para los gastrópodos, después de todo esta
forma de vida les permitió salir del océano y colonizar el suelo seco, cerca
del 70% de las especies vivas de moluscos son babosas. El hecho más importante
es que las babosas son un grupo no natural, evolucionaron múltiples veces de
diferentes linajes de caracoles que perdieron de forma secundaria la concha,
haciendo de estos organismos un excelente caso de evolución paralela y
convergente.