Demuestre las fórmulas de los volúmenes de cubo, esfera,
cilindro, cono y pirámide.
En matemáticas, las demostraciones formales de los volúmenes
de muchas figuras requieren un nivel de cálculo para el que, por ahora, aún no
están preparados. Por eso, en lugar de sumergirnos en complejas integrales y desarrollos
algebraicos, recorreremos un camino más visual y tangible: pruebas
geométricas usando objetos reales, apoyándonos en algunos videos de YouTube
que mostrarán el proceso de forma clara.
Este enfoque es inductivo, y aunque a lo largo de la historia algunos filósofos y matemáticos lo hayan mirado con cierto desdén, nosotros, como científicos, valoramos sobre todo los resultados. La inducción, que consiste en extraer una regla general a partir de la observación de casos particulares, ha sido objeto de intensos debates. Por ejemplo, Immanuel Kant desconfiaba de la inducción como vía para alcanzar el conocimiento puro: para él, las matemáticas debían construirse a partir de principios a priori, no de la experiencia.
De manera similar, David Hume cuestionaba la validez lógica de la
inducción, señalando que el hecho de que algo haya ocurrido muchas veces no
garantiza que ocurra siempre; su famoso “problema de la inducción” sigue
siendo un reto filosófico hasta hoy.
En el otro extremo, pensadores como Francis Bacon defendieron
la inducción como herramienta fundamental para el avance del conocimiento
científico, sosteniendo que la observación sistemática podía conducir a leyes
universales. También John Stuart Mill la consideró esencial, llegando a
formalizar métodos inductivos que, según él, permitían llegar a conclusiones
confiables a partir de datos experimentales. Así, las fórmulas que obtendremos
con este método no son simples aproximaciones: son correctas y
han sido confirmadas por rigurosas demostraciones formales.
La ciencia, sin embargo, se nutre tanto de la deducción como
de la inducción; un enfoque equilibrado evita caer en el absolutismo
platónico de las ideas puras, pero también nos protege de los razonamientos
descuidados que ignoran la verificación empírica.
En otras palabras: ni despreciar la experiencia en favor de la teoría, ni
sacrificar la precisión teórica en nombre de la observación sin control; el
verdadero avance surge del diálogo constante entre ambas.
Cubo
Esta es la demostración más simple: cualquiera de las
posiciones unitarias rx,
ry, rz, son equivalentes
entre sí y pueden expresarse con un término más general, el vector unitario
correspondiente a la distancia entre dos aristas, definido como r.
Por lo tanto, podemos aplicar directamente el [teorema
del cubo rectangular], que establece que su volumen es el producto de
las dimensiones medidas en las tres direcciones ortogonales del espacio.
[Enlace a la fórmula
volumen del cubo]
La pirámide
Para demostrar el área de una pirámide, primero
recordemos cómo se obtiene el área de un triángulo. Si tenemos un rectángulo,
es evidente que un triángulo equivale a la mitad de él. Dicho de
otro modo, un rectángulo puede dividirse en dos triángulos
iguales; al tomar solo uno, nos quedamos con medio rectángulo. Por lo
tanto, el área de un triángulo es la mitad del área de un rectángulo.
Esta demostración geométrica nos ahorra complicaciones con métodos
algebraicos más avanzados.
El problema con la pirámide y el cubo es que
son figuras tridimensionales, y allí nuestra mente empieza a flaquear. Sin
embargo, si tuviéramos un cubo de plastilina, podríamos efectuar los
cortes mostrados en el video (https://www.youtube.com/watch?v=ZikgDVCdeJw),
con lo que lograríamos dividirlo en tres pirámides iguales. Ergo, el volumen
de una pirámide es un tercio del volumen de un prisma rectangular.
De allí que su fórmula sea:
[Enlace a la fórmula
volumen de la pirámide]
El cilindro
Estas demostraciones nos muestran que la figura base
para este tipo de sólidos rectos es el prisma rectangular. Por
ende, y por analogía matemática, para obtener las fórmulas de sólidos
de revolución basados en el círculo, debemos partir de la figura homóloga
al prisma: el cilindro. Supongamos que los vectores de posición
unitarios rx (ancho)
y rz
(profundidad) describen un área A,
que en este caso corresponde al área de un cuadrado.
Por lo tanto, por analogía, podemos sustituir esa
base cuadrada por un círculo y usar su área para el cálculo del cilindro.
Esto nos lleva a la pregunta: ¿cuál es el área de un
círculo? Esta interrogante ha acompañado a la humanidad desde la antigüedad,
cuando matemáticos como Arquímedes ya buscaban métodos para calcularla. En
aquella época, se aproximaba el área mediante polígonos inscritos y
circunscritos, llegando a la famosa constante π. En su forma moderna, sabemos que el área
de un círculo con radio r
se expresa como:
Para evitar confusiones entre las dos medidas de longitud
clave en el cilindro, distinguimos:
- r: la distancia desde el
centro del círculo en la base hasta su perímetro (el radio).
- ry: la altura
del cilindro.
Para mayor claridad, sustituimos ry por la letra h, un simple cambio de nombre
que facilita la lectura y evita confusiones en las fórmulas.
[Enlace a la fórmula
volumen del cilindro]
El cono
El cono, al igual que la pirámide, nos
complica un poco la vida porque es un objeto tridimensional. Sin
embargo, podemos aplicar una técnica basada en homología y conjetura:
argumentar que el cono es al cilindro lo que la pirámide es al prisma
rectangular.
En ambos casos, la figura está gobernada por un triángulo intrínseco en
su estructura, y por ende, si una pirámide tiene un volumen igual a un tercio
del prisma que la contiene, la conjetura indicaría que el volumen del
cono es un tercio del volumen del cilindro de igual base y altura.
Con esta conjetura, podemos formular una hipótesis de
trabajo:
“Si construimos un cono y un cilindro con área de base
y altura iguales, y llenamos el cono con agua, necesitaremos transvasarlo
tres veces para llenar el cilindro.”
En el video https://www.youtube.com/watch?v=yfuHUBDH2T0
se realiza justamente este experimento, el cual confirma la hipótesis y valida
la conjetura.
Este sencillo procedimiento es, en esencia, una forma abreviada
del método científico: observamos, proponemos una explicación, realizamos
una prueba experimental y obtenemos una validación, todo sin recurrir a
integrales avanzadas.
[Enlace a la fórmula
volumen del cono]
La esfera
Bajo la misma temática, podemos argumentar que la esfera
podría equivaler, en volumen, a un múltiplo entero del volumen de alguna de las
otras formas —cilindro o cono— que tengan el mismo radio y
altura. La respuesta precisa es que su volumen es exactamente igual al
de dos conos de igual radio y altura que la esfera. En el video https://www.youtube.com/watch?v=YNutS8eIhEs
se muestra este experimento, donde la comparación directa permite visualizar y
comprobar esta relación sin necesidad de recurrir a fórmulas o cálculos
avanzados.
En el video también se indica que
Por ende
[Enlace a la fórmula
volumen de la esfera]
Referencias
Bacon, F. (1620). Novum Organum. Londres: John Bill.
Hume, D. (1748). An Enquiry concerning Human
Understanding. Londres: A. Millar.
Kant, I. (1781). Crítica de la razón pura. Riga:
Johann Friedrich Hartknoch.
Mill, J. S. (1843). A System of Logic, Ratiocinative and
Inductive. Londres: John W. Parker.
Numberphile. (2013, 7 de noviembre). Filling a pyramid
with water [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ZikgDVCdeJw
Numberphile. (2013, 21 de noviembre). Volume of a cone
[Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=yfuHUBDH2T0
Numberphile. (2013, 4 de diciembre). Archimedes and the volume of a sphere [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=YNutS8eIhEs
No hay comentarios:
Publicar un comentario