Sistema circulatorio
(Actividad 7.1.)
La sangre es el fluido vital que recorre el cuerpo de los
vertebrados, transportando oxígeno, nutrientes, hormonas y desechos. Para
cumplir su función, se mueve a través de una intrincada red de vasos
sanguíneos: las arterias, las venas y los capilares, cada uno con
características y funciones especializadas.
Las arterias son los vasos sanguíneos de alta
presión que transportan la sangre rica en oxígeno (excepto la
arteria pulmonar) desde el corazón hacia el resto del cuerpo. Sus
paredes son notablemente gruesas y elásticas, compuestas por varias capas de
tejido, incluyendo una robusta capa muscular. Esta estructura les permite
soportar la fuerza del bombeo cardíaco y mantener el flujo sanguíneo constante
a medida que la sangre se distribuye por todo el organismo.
Por otro lado, las venas son los vasos encargados de recoger
la sangre a baja presión de los tejidos y órganos para llevarla de
vuelta al corazón. A diferencia de las arterias, las venas tienen paredes
más delgadas y menos musculares. Para contrarrestar la baja presión y la
gravedad, especialmente en las extremidades, muchas venas, sobre todo las de
mayor calibre, están equipadas con válvulas especiales. Estas válvulas
unidireccionales se abren para permitir el paso de la sangre hacia el corazón y
se cierran para evitar que la sangre se devuelva o retroceda.
Sin embargo, si estas válvulas se enferman o se
sobrecargan (por ejemplo, debido a una presión prolongada o debilidad
inherente), pueden dejar de funcionar correctamente. Cuando esto sucede, la
sangre puede acumularse y estancarse, lo que lleva a un aumento de la presión
en la vena. En respuesta a esta sobrecarga, el músculo alrededor de la vena
puede aumentar su grosor en un intento de compensar la deficiencia de la
válvula. Este engrosamiento y la dilatación de la vena son lo que conocemos
como várices, una condición común que puede causar dolor, hinchazón y
una apariencia abultada en la piel
(Actividad 7.2.)
(Actividad 7.3.) El sistema circulatorio de los peces
es fundamentalmente un circuito simple y cerrado, donde la sangre
realiza un único recorrido a través del corazón en cada ciclo. Este diseño
comienza con la aorta ventral emergiendo del corazón, la cual se dirige
directamente a las branquias. En las branquias, la sangre se ramifica en
capilares finos donde ocurre el intercambio gaseoso: se libera dióxido de
carbono y la sangre se oxigena. Es crucial recordar que, aunque se
represente en azul en los esquemas, la sangre desoxigenada es de un color rojo
oscuro o purpúreo, y al oxigenarse en las branquias, adquiere un tono rojo
brillante.
Desde las branquias, la sangre ya oxigenada no regresa al
corazón, sino que fluye a través de la aorta dorsal para irrigar
directamente todos los tejidos y órganos del cuerpo. Allí, entrega el
oxígeno y los nutrientes necesarios para las funciones celulares y recoge los
productos de desecho, como el dióxido de carbono. Las venas son las
encargadas de recolectar esta sangre desoxigenada y, en el proceso, también
reciben la sangre rica en nutrientes de las venas hepáticas que
provienen del sistema digestivo.
Sin embargo, es importante no tomar este modelo como
universalmente representativo. La realidad es que los peces, especialmente los peces
óseos, presentan un sinfín de variaciones en sus sistemas
circulatorios. Estas adaptaciones pueden complicar el circuito básico,
incorporando órganos accesorios como la vejiga natatoria, la piel
o diversas mucosas (en la boca, faringe, etc.) que también participan en
el intercambio de gases. Estas particularidades influyen directamente en la
complejidad del flujo sanguíneo y en la distribución de nutrientes y oxígeno en
sus cuerpos
(Actividad 7.4.)
(Actividad 7.5.)
El corazón de los peces es a menudo descrito simplísticamente como bicameral,
pero para los anatomistas, es más preciso considerarlo un órgano con cuatro
cámaras en serie: el seno venoso, el atrio (o aurícula), que
se encargan de recoger la sangre; el ventrículo, que contiene la mayor
parte del tejido muscular (miocardio) y bombea la sangre; y el cono arterial,
desde donde emerge la aorta. Al igual que el sistema circulatorio, los
corazones de los peces presentan notables variaciones. Por ejemplo, en
los peces pulmonados, tanto el atrio como el ventrículo pueden tener septaciones
parciales o totales, creando separaciones laterales que generan circuitos
paralelos. Curiosamente, a pesar de estas particiones incompletas, la mezcla de
sangre oxigenada y desoxigenada es leve, en parte debido a diferencias en la
densidad de las sangres. Anatómicamente, los corazones de los peces también
muestran una transición evolutiva, pasando de una forma más lineal a una más
compleja en forma de "S".
En los anfibios, esta diversidad cardíaca es aún más
marcada. La mayoría de los anfibios adultos pierden la septación completa en el
ventrículo, por lo que sus corazones se describen comúnmente como de tres
cámaras (dos aurículas y un ventrículo). No obstante, la mezcla de sangre
en el ventrículo único sigue siendo limitada debido a mecanismos de flujo
interno. Un grupo particular de anfibios, las sirenas, destaca por
poseer corazones de cuatro cámaras paralelas (dos aurículas y dos
ventrículos). Esta característica sugiere que el ancestro común de los
anfibios pudo haber tenido un corazón de cuatro cámaras, y que esta
configuración se conservó o evolucionó de forma independiente hacia los
amniotas.
Los amniotas, que incluyen reptiles, aves y
mamíferos, presentan corazones fundamentalmente semejantes, caracterizados por
una separación completa o casi completa de la sangre oxigenada y desoxigenada.
Sin embargo, incluso aquí existen particularidades. Los cocodrilianos
son una excepción fascinante; poseen un corazón de cuatro cámaras, pero con una
singularidad: un foramen de Panizza entre las dos aortas que les
permite, en situaciones de emergencia (como inmersiones prolongadas), desviar
la sangre directamente de la arteria pulmonar a la aorta sistémica, aislando
temporalmente los pulmones y recirculando sangre desoxigenada. Este
mecanismo es funcionalmente análogo al foramen oval en los corazones
fetales de mamíferos, que permite la derivación de sangre pulmonar antes del
nacimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario