El retrato de María Antonieta, reina consorte de Francia, encapsula una imagen pública que ha sido intensamente distorsionada a lo largo de siglos de propaganda revolucionaria y narrativa popular. Esta construcción la presentó como el arquetipo de la vanidad, el despilfarro y la desconexión con el pueblo francés, una figura antagónica a los ideales de la época. Tal representación sirvió como un contraste arquetípico frente a la racionalidad masculina ilustrada, el ideal de la Ilustración que buscaba medir, calcular y racionalizar incluso los aspectos más cotidianos de la vida. Este era un pilar fundamental del proyecto revolucionario, que aspiraba a edificar un nuevo orden basado en la lógica y la eficiencia, en oposición a la perceived "irracionalidad" y el lujo de la monarquía.
Sin embargo, la construcción de esta imagen denigrada de María Antonieta también revela un giro político-cultural profundamente misógino dentro de la Revolución Francesa. Durante este periodo, muchas mujeres de clases altas, que hasta entonces habían ejercido una considerable influencia informal en la corte y la política a través de salones y redes sociales, experimentaron una pérdida de poder significativa. A medida que el nuevo orden revolucionario se consolidaba, lo hacía sobre fundamentos cada vez más excluyentes hacia lo femenino en la esfera pública, relegando a las mujeres a roles domésticos y despojándolas de su antigua influencia. La figura de la reina se convirtió así en un chivo expiatorio conveniente para este cambio de paradigma.
Más allá de sus acciones y personalidad reales, María Antonieta fue estratégicamente convertida en el símbolo de todo lo que la Revolución consideraba que debía ser destruido. Ella encarnaba la nobleza decadente, una feminidad cortesana percibida como frívola y parasitaria, y la supuesta falta de "razón" y virtud republicana. Su imagen se instrumentalizó para justificar el derrocamiento de la monarquía y la transformación radical de la sociedad, convirtiéndola en la encarnación perfecta del Antiguo Régimen y un poderoso estandarte en la lucha ideológica y política de la época.
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