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sábado, 21 de junio de 2025

Figura. Motores f1.

Los motores de Fórmula 1 representan la cúspide de la ingeniería automotriz, diseñados para ofrecer máxima potencia, eficiencia y durabilidad en condiciones extremas. A lo largo de su historia, la F1 ha usado diversos tipos de motorizaciones: desde V12 atmosféricos hasta los actuales V6 híbridos turboalimentados. Desde 2014, los autos de F1 usan motores híbridos de 1.6 litros V6 turbo, combinados con sistemas de recuperación de energía (ERS) que almacenan energía térmica y cinética para reutilizarla, aumentando la eficiencia y reduciendo las emisiones.

Es cierto que en términos de potencia bruta, algunos motores del pasado fueron más extremos. En la década de 1980, durante la era de los turboalimentados de 1.5 litros, algunos monoplazas en clasificación llegaron a generar más de 1.300 caballos de fuerza, aunque eran inestables, poco confiables y extremadamente difíciles de manejar. En cambio, los motores actuales producen menos potencia máxima (alrededor de 1.050–1.070 hp), pero ofrecen mejor rendimiento global, con mayor eficiencia energética, tracción, durabilidad y control electrónico avanzado. Además, los autos modernos son más rápidos gracias a mejoras aerodinámicas y de neumáticos.

El F1 más potente jamás construido hasta la fecha fue el Benetton-BMW M12/13 turbo de 1986, que en clasificación llegaba a desarrollar entre 1.350 y 1.400 hp, aunque por muy poco tiempo. Fue un hito de la llamada “era turbo” antes de que la FIA impusiera limitaciones severas por motivos de seguridad. Aunque los autos actuales no superan esa cifra bruta, la combinación de potencia híbrida y eficiencia técnica ha hecho que los monoplazas modernos sean los más rápidos por vuelta en la historia de la F1. La evolución ha sido menos sobre fuerza bruta y más sobre inteligencia energética y control tecnológico.

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