Teniendo en cuenta la Demostración Diferencias de entalpías a presión o
volumen constantes, usaremos la identidad.
Retomando el diseño experimental del calorímetro, idealmente
se asume que, en caso de generarse gases, estos no deberían escapar del
recipiente. Esto podría implicar un aumento de presión; sin embargo, en los calorímetros
a presión constante, estos aumentos son tan bajos que resultan
prácticamente despreciables en la práctica. De hecho, incluso en ciertos
escenarios de calorimetría a volumen constante, el efecto de los gases
generados puede considerarse insignificante. Por lo tanto, para los fines de
nuestros cálculos, no tendremos que considerar las complejidades asociadas a
esos aportes gaseosos.
El teorema resultante tendrá, por ende, dos componentes. A
la izquierda de la igualdad, se encuentra el calor absorbido por el
agua, que se comporta como un cuerpo inerte. Este se calcula
mediante el teorema que relaciona el calor específico, la masa y
la diferencia de temperaturas (Enlace).
La igualdad de las temperaturas iniciales de ambas
disoluciones, coincidiendo con la temperatura inicial del sistema, simplifica
notablemente los cálculos. La masa total del solvente implicada debe ser
la suma de las masas de los solventes presentes, es decir, el agua de
ambas disoluciones. Dado que asumimos disoluciones ideales, podemos
argumentar que esta corresponde a la masa total combinada de ambas
disoluciones. Por la misma razón, y asumiendo una densidad de 1 g/mL,
esta masa total es equivalente a la suma de los volúmenes de las
disoluciones.
De manera análoga, al disolver un sólido en agua, se asume
que la disolución resultante es ideal. En este escenario, el calor
específico de la mezcla se considera el del agua, y se aplica a la masa
total (es decir, la masa del sólido disuelto sumada a la masa del agua que
lo disuelve).
A la derecha de la igualdad, se sitúa la entalpía de
la reacción, que puede medirse directamente mediante la cantidad de
reacción ocurrida (enlace).
Al combinar las ecuaciones [1], [2] y [3], obtenemos.
Que puede verse en
este enlace en su versión didáctica.
Al abordar la calorimetría de reacción, es
fundamental recordar que el cálculo final depende intrínsecamente de la cantidad
de reacción (ξ). Dado que en el recipiente pueden ocurrir diversos tipos de
reacciones (como disoluciones exotérmicas de sólidos o reacciones en disolución
acuosa), esto implica dos consideraciones importantes: primero, la posible
necesidad de realizar un análisis de reactivo limitante; y segundo, el
riesgo de que el número de ecuaciones o cálculos se multiplique
innecesariamente.
Cantidad
de reacción en función de la cantidad de sustancia y la masa.
Cantidad
de reacción en disolución acuosa molar.
Por ello, se aconseja abordar el teorema en términos de la cantidad de reacción (ξ) como variable central. Utilizaremos los teoremas específicos para cada tipo de reacción química a fin de realizar un paso previo crucial: el cálculo del reactivo limitante. Una vez determinada la cantidad de reacción (ξ) mediante este análisis preliminar, podremos proceder con el cálculo calorimétrico de forma eficiente y sin redundancias.
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