Ernst Mach (1838–1916) fue un físico, psicólogo y filósofo austrohúngaro cuya obra dejó una profunda huella en el desarrollo de la ciencia moderna, particularmente en la física y en la epistemología científica. Su pensamiento se caracterizó por un empirismo radical, que sostenía que el conocimiento científico debía fundamentarse únicamente en lo que puede ser observado directamente por los sentidos. Para Mach, las teorías científicas no eran descripciones objetivas de la realidad, sino herramientas útiles para organizar la experiencia sensorial. Esta posición lo llevó a desconfiar profundamente de conceptos no observables como los átomos o moléculas, que por entonces no podían ser detectados directamente. En lugar de asumir la existencia de entidades invisibles, Mach prefería explicar los fenómenos físicos mediante descripciones fenomenológicas basadas en datos experimentales.
Esta postura influyó notablemente en su rechazo de la teoría cinética de los gases, que se basaba en la existencia de partículas en constante movimiento. Su influencia fue tan fuerte que contribuyó a generar un ambiente académico hostil hacia científicos como Ludwig Boltzmann, quien intentaba desarrollar una explicación estadística de la termodinámica basada en la teoría atómica. Boltzmann sostenía que las propiedades macroscópicas de la materia, como la presión o la temperatura, podían explicarse mediante el comportamiento de una enorme cantidad de partículas invisibles. Mach consideraba estas ideas como una forma de metafísica innecesaria e incluso perjudicial, porque desviaban el pensamiento científico hacia entidades imposibles de comprobar. Esta crítica no solo afectó la recepción de la obra de Boltzmann, sino que también tuvo consecuencias personales, al contribuir al aislamiento académico y emocional del físico austriaco.
No obstante, con el avance del siglo XX, las ideas de Mach comenzaron a ser desplazadas por nuevas evidencias experimentales. El estudio del movimiento browniano, modelado por Albert Einstein en 1905 y confirmado experimentalmente por Jean Perrin, proporcionó una prueba indirecta pero sólida de la existencia de átomos y moléculas. Aunque Mach ya estaba retirado y no modificó su postura, su influencia filosófica persistió en el pensamiento científico. De hecho, su énfasis en la relación entre teoría y observación influyó en el desarrollo del positivismo lógico y en figuras como Albert Einstein, quien reconoció su deuda intelectual con Mach, aunque posteriormente superó muchas de sus restricciones epistemológicas. Así, Mach pasó de ser un opositor al atomismo a convertirse en una figura de transición en la consolidación moderna del pensamiento científico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario