Cuando el conjunto se utiliza como un sistema conectado por válvulas, cada contenedor deja de comportarse como una unidad independiente en el momento en que se abre la comunicación entre ellos. La imagen sugiere este montaje mediante la presencia de las conexiones superiores, que permiten el paso del gas de un recipiente a otro. En un experimento de este tipo, es indispensable disponer de al menos un manómetro por recipiente, ya que tanto la presión inicial como la presión final pueden diferir según la distribución de sustancias o las condiciones térmicas. Antes de abrir las válvulas, cada volumen es estrictamente el de su propio contenedor; sin embargo, una vez abiertas, el gas se expande libremente hasta ocupar la totalidad del espacio accesible.
Finalmente, el volumen final efectivo del sistema es la suma de los volúmenes de todos los recipientes conectados, ignorando los volúmenes menores de las mangueras y uniones, que suelen ser despreciables. Este principio refleja la aditividad del volumen en los gases, permitiendo que el gas atrapado en un recipiente se redistribuya hasta que su presión interna se iguale en toda la red. Este tipo de configuración es fundamental para experimentos sobre la ley de Dalton, la expansión de gases ideales, o la comparación entre estados iniciales y finales en sistemas interconectados.
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