René Descartes (1596–1650),
nacido en La Haye, Francia, fue un filósofo, matemático y científico decisivo
en la conformación de la modernidad. Formado en el colegio jesuita de La
Flèche, adquirió bases en matemáticas, filosofía escolástica y ciencias
naturales. Desde joven buscó un conocimiento basado en la certeza
racional, lo que lo condujo a formular la duda metódica como vía
para descartar todo lo incierto. Tras servir en campañas militares europeas, se
dedicó a la reflexión y a los viajes, desarrollando una visión en la que la razón
debía ser el fundamento universal del saber.
Su obra Meditaciones
Metafísicas introdujo el célebre “pienso, luego existo” (cogito, ergo
sum), estableciendo un punto de partida firme para el conocimiento. Además,
en Discurso del método, propuso un sistema basado en reglas claras de análisis,
síntesis y enumeración, que influyó profundamente en el
desarrollo del método científico. En el campo de la matemática,
creó la geometría analítica, que unió álgebra y geometría y permitió el
nacimiento del cálculo infinitesimal por Leibniz y Newton. También
trabajó en óptica, explicando la refracción de la luz y el
funcionamiento del ojo humano, y en física, donde propuso un
universo mecánico gobernado por leyes matemáticas.
Su influencia alcanzó tanto a la filosofía
moderna como a las ciencias exactas. Al privilegiar los modelos
racionales frente a la observación empírica, reforzó la idea de que la naturaleza
podía ser descrita mediante principios matemáticos universales. Su
concepción mecanicista, aunque más tarde corregida por la física newtoniana,
sentó las bases para la explicación científica de los fenómenos. Descartes
integró a la filosofía el rigor de las ciencias formales y a la ciencia
el soporte conceptual de la metafísica, consolidando un puente entre
pensamiento abstracto y descubrimiento empírico que marcaría el rumbo de la
ciencia occidental.
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