El desarrollo de LEDs emisores en el espectro azul fue uno de los mayores retos tecnológicos en la historia de la optoelectrónica. Esto se debió principalmente al gran gap de energía requerido para emitir luz en esa longitud de onda, que implicaba la necesidad de materiales semiconductores con propiedades muy específicas. Hasta la década de 1990, la falta de compuestos adecuados y las dificultades en las técnicas de crecimiento cristalino impidieron la fabricación eficiente de LEDs azules. Estos desafíos técnicos limitaban la producción de luz blanca mediante combinación de colores, restringiendo el uso de LEDs solo a tonos rojos, verdes y amarillos.
El avance decisivo llegó en 1993 con la invención de los LEDs azules basados en nitruro de galio (GaN), un semiconductor con un amplio gap de energía adecuado para emitir luz azul. Este descubrimiento revolucionó la industria, permitiendo la creación de iluminación blanca mediante combinación de LEDs rojo, verde y azul o mediante fósforos, así como el desarrollo de pantallas a color con alta eficiencia energética. Este hito tecnológico fue reconocido con el Premio Nobel de Física en 2014, otorgado a los pioneros en el desarrollo de esta tecnología, destacando el impacto fundamental de los LEDs azules en la iluminación y la electrónica moderna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario