La filtración molecular y la ultrafiltración son técnicas avanzadas de separación que utilizan filtros con poros extremadamente pequeños, capaces de retener partículas diminutas, incluso a nivel molecular o de macromoléculas. Estas técnicas permiten separar mezclas homogéneas, logrando fraccionar y purificar componentes con una precisión muy alta.
En el caso del tratamiento de agua, estas técnicas son fundamentales para la obtención de agua ultrapura. Este tipo de agua ha sido sometida a procesos de filtración que eliminan no solo partículas visibles o contaminantes habituales, sino también sales, microorganismos, virus, y cualquier otro tipo de impureza molecular. Como resultado, el agua ultrapura carece de los minerales y compuestos que normalmente le otorgan sabor y olor, por lo que al beberse puede parecer insípida o “sin sabor”. Esta característica es especialmente valorada en aplicaciones industriales, farmacéuticas y de laboratorio, donde la pureza del agua es crítica para evitar interferencias en procesos químicos y biológicos.
La ultrafiltración, a diferencia de la filtración convencional, utiliza membranas semipermeables que permiten el paso del agua y moléculas pequeñas, mientras retienen partículas mucho más grandes, como bacterias, proteínas o virus. Esto la convierte en una técnica ideal para la purificación del agua potable, en la producción de alimentos y en la industria farmacéutica.
La filtración molecular y la ultrafiltración representan avances significativos en la tecnología de separación y purificación, capaces de transformar una mezcla homogénea en componentes altamente puros, con aplicaciones que van desde la salud hasta la industria y la investigación científica. El agua ultrapura es un claro ejemplo de los resultados que estas técnicas pueden lograr, demostrando la importancia del control riguroso de las propiedades de las disoluciones en diferentes ámbitos.
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