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jueves, 10 de julio de 2025

Secciones 8.14 hasta 8.19

(Actividad 8.14.) El ancestro común de los tetrápodos heredó de sus predecesores un cráneo sólido, una condición que se conoce como anápsida. El término "anápsida" significa literalmente "sin arco" o sin fenestras, refiriéndose a la ausencia de grandes orificios temporales en la región posterior del cráneo. Esta configuración brindaba una protección robusta al cerebro, pero limitaba el espacio y la flexibilidad para la inserción de músculos mandibulares potentes. A partir de esta condición ancestral, la evolución de los tetrápodos tomó caminos divergentes, dando lugar a cráneos con diseños muy diferentes, más ligeros y versátiles, para adaptarse a nuevas presiones ecológicas y estilos de vida.

A diferencia de los anfibios, que tendieron a aligerar sus cráneos mediante la reducción y pérdida de muchos huesos, uno de los grupos más exitosos y diversificados, los amniotas (reptiles, aves y mamíferos), desarrolló una innovación crucial: la aparición de orificios temporales llamados fenestras. Estas aberturas en la bóveda craneal no solo aligeraban el cráneo, sino que, lo más importante, proporcionaban un mayor espacio y un punto de anclaje más eficiente para los músculos de la mandíbula, permitiendo una mordida más fuerte y un procesamiento de alimentos más eficaz. Dependiendo del número y la posición de estas fenestras, los amniotas se clasifican tradicionalmente en diferentes grupos. Curiosamente, uno de estos grupos, el de las tortugas, experimentó una reversión evolutiva: a pesar de haber derivado de ancestros con fenestras, sus cráneos volvieron a ser sólidos, por lo que se las clasifica como anápsidos secundarios. Este fenómeno de reversión, aunque puede parecer confuso, es un ejemplo fascinante de cómo la evolución puede tomar caminos inesperados y reutilizar antiguas soluciones.

(Actividad 8.15.)

Anatomía de las Tortugas Marinas

Tortugas de las Galápagos - Voluntariado de conservación - Travolucion

(Actividad 8.16.)  Los otros dos grupos principales de amniotas que se estudian en el contexto de la evolución del cráneo son los sinápsidos y los diápsidos. Los sinápsidos, que incluyen a los mamíferos y sus ancestros extintos, se caracterizan por poseer una única fenestra temporal inferior a cada lado del cráneo. Por otro lado, los diápsidos, que abarcan a la mayoría de los reptiles actuales (excepto tortugas) y a las aves, se distinguen por tener dos fenestras temporales a cada lado del cráneo (una superior y una inferior). Estas clasificaciones fenestrales no solo son útiles para categorizar a los amniotas, sino que también reflejan profundas diferencias en la anatomía muscular de la mandíbula y, por ende, en las capacidades alimentarias y ecológicas de cada grupo.

Dentro de los diápsidos, un grupo caracterizado por cráneos con dos fenestras temporales, destacan dos ramas principales por su vasta diversidad y éxito evolutivo: los lepidosauros y los cocodrilomorfos. Los lepidosauros incluyen a las tuataras y a los escuamados (lagartos y serpientes), demostrando una impresionante adaptabilidad a diversos ambientes y estrategias de vida. Por otro lado, los cocodrilomorfos son un linaje excepcionalmente dispar que abarca no solo a los cocodrilos en sensu lato (cocodrilos, caimanes, etc.), sino también a grupos extintos cruciales como los pterosaurios (reptiles voladores) y los dinosaurios, de los cuales evolucionaron las aves. Esta asombrosa variedad subraya cómo la configuración craneal diápsida ha permitido la radiación y el dominio de formas tan diversas en los ecosistemas terrestres y aéreos a lo largo de la historia geológica.

(Actividad 8.17.)

Tuatara Skull For Sale | Dinosaur Corporation 

El tuátara, un extraño fósil viviente de Nueva Zelanda | Explora | Univision

(Actividad 8.18.) El cráneo diápsido de los escamados (lagartos y serpientes) es una estructura altamente especializada que ejemplifica la adaptabilidad y las variaciones evolutivas dentro de los reptiles. A diferencia de un cráneo diápsido más "típico" con dos fenestras rígidas, muchos lagartos han evolucionado lo que se conoce como kinesis craneana, una característica que implica articulaciones móviles entre los huesos del cráneo. Esta capacidad de mover diferentes partes del cráneo de forma independiente (como el hocico o la región del paladar) les permite una mayor eficiencia en la captura y manipulación de presas. Esta flexibilidad les otorga una ventaja significativa, permitiendo bocas más amplias para engullir presas grandes o ajustar la mordida con precisión.

En los escamados, la fenestra postorbital inferior es particularmente distintiva, ya que carece del hueso (barra temporal inferior) que normalmente la cerraría en otros diápsidos, dando la impresión de que se abre directamente hacia la mandíbula. Esta modificación no solo aligera la carga del cráneo, sino que también crea más espacio para la expansión de los músculos de la mandíbula, cuya función principal es anclarse a estas fenestras para generar una mordida potente.

Los dientes de los escamados son otra área de notable adaptación y variación. Aunque generalmente son pequeños y puntiagudos, su morfología y disposición pueden diferir enormemente según la dieta del animal. Desde los dientes afilados y recurvados de los lagartos insectívoros, pasando por los molares anchos de algunas especies herbívoras, hasta los colmillos inoculadores de veneno de las serpientes, cada adaptación dental refleja una estrategia alimentaria específica. La capacidad de reemplazar los dientes a lo largo de su vida, al igual que los condrictios, asegura que siempre tengan una dentición funcional para sus hábitos alimenticios. Además de la kinesis craneana y las adaptaciones dentales, el hioides juega un papel crucial en la eficiencia alimentaria de muchos escamados. Esta estructura ósea o cartilaginosa en la base de la lengua está altamente modificada en ciertas especies, permitiendo proyecciones de lengua espectaculares. El ejemplo más famoso es el de los camaleones, cuyo hioides se extiende dramáticamente para lanzar su lengua pegajosa a velocidades asombrosas y capturar insectos a distancia. Esta adaptación del hioides es un testimonio de cómo incluso estructuras aparentemente secundarias pueden evolucionar de manera compleja para optimizar la depredación en estos fascinantes reptiles.

(Actividad 8.19.)

Lizard skull reference. Interestingly enough, some lizards have an eye bone  much like this lizard skull does.

Varanus salvator - Wikipedia, la enciclopedia libre

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