Dentro de estos períodos destacan los elementos de transición, que ocupan los bloques centrales de las filas, y de manera especial las tierras raras y los actínidos, que forman parte de los períodos 6 y 7. Estos elementos se caracterizan por configuraciones electrónicas más complejas, con orbitales f parcialmente ocupados, lo que les confiere propiedades químicas y físicas únicas. Debido a la longitud de las filas en las que se encuentran, en la mayoría de las representaciones prácticas de la tabla periódica —como las que se utilizan en salones de clase o manuales— suelen colocarse en bloques separados en la parte inferior. Esta decisión no es conceptual, sino principalmente estética y de espacio, ya que su verdadera posición se encuentra incrustada dentro de la tabla principal.
A pesar de estar situados “fuera de vista” en muchas versiones gráficas, estos elementos son críticos para la ciencia y la tecnología modernas. Las tierras raras, por ejemplo, son indispensables en la fabricación de imanes permanentes, pantallas y catalizadores, mientras que los actínidos como el uranio y el plutonio son fundamentales en la generación nuclear de energía. Comprender su ubicación y características dentro de los períodos 6 y 7 es esencial para captar la estructura profunda de la tabla periódica y, con ello, la diversidad de aplicaciones prácticas que estos elementos ofrecen a la sociedad.
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