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sábado, 30 de agosto de 2025

Figura. Carbón mineral

  

El carbón es un sólido que puede considerarse un ejemplo típico de sólido molecular opaco, formado principalmente por átomos de carbono organizados en estructuras no cristalinas o parcialmente cristalinas, como ocurre en la hulla o el antracita. A diferencia de los metales o los cristales iónicos, el carbón no presenta una red cristalina rígida uniforme, sino una agregación de moléculas y fragmentos poliméricos de carbono que se mantienen unidos por enlaces covalentes locales y fuerzas de Van der Waals entre los distintos grupos. Esto le confiere su opacidad característica, su color negro y su textura quebradiza. Aunque es sólido y estable a temperatura ambiente, su estructura molecular parcial permite ciertos comportamientos no intuitivos, como la liberación de compuestos volátiles al calentarlo o al quemarlo.

El carbón presenta una volatilidad relativa dependiente de su tipo y grado de carbonización. Por ejemplo, la hulla contiene compuestos orgánicos atrapados en su matriz, que pueden sublimarse o liberarse en forma de vapor al calentarse, mientras que el antracita, más rica en carbono puro, es menos volátil. Esta capacidad de liberar gases y vapores demuestra que, a pesar de ser un sólido opaco, el carbón posee propiedades moleculares emergentes que dependen de la interacción de sus fragmentos covalentes y de la presencia de impurezas orgánicas. Además, su capacidad de combustión refleja cómo las propiedades químicas de sus moléculas dominan sobre las características físicas de un sólido aparentemente estable.

El estudio del carbón como sólido molecular es clave para comprender su comportamiento en aplicaciones industriales y energéticas. Su volatilidad controlada permite obtener gas de síntesis, coque o carbón activado, mientras que su opacidad y fragilidad facilitan su manipulación y almacenamiento. Así, aunque a simple vista se perciba como un sólido compacto y estable, el carbón muestra cómo los sólidos moleculares opacos pueden poseer propiedades químicas y físicas complejas, combinando estabilidad macroscópica con reactividad molecular significativa, lo que lo convierte en un ejemplo paradigmático de sólido molecular con propiedades emergentes.

 

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