(Actividad 9.12.) Los Heterodontosauridae
fueron un linaje de ornitísquios que vivieron hace unos 200 millones de años. La especie tipo, Heterodontosaurus tucki, alcanzaba
aproximadamente 1,5 metros
de longitud y combinaba un pico córneo frontal en la mandibula con colmillos y dientes planos posteriores destinados a triturar
materia vegetal.
En el cráneo de Heterodontosaurus se reconocen tres fenestras
propias de los arcosaurios: la fenestra mandibular y la fenestra
antorbital superior, habituales en el grupo, y la excepcional fenestra
antorbital inferior, que ha perdido su porción inferior. Esta morfología,
aunque recuerda la de ciertos lepidosaurios, es en realidad un claro
ejemplo de evolución convergente, pues surge de ancestros distintos que
resolvieron de manera semejante la necesidad de aligerar el cráneo y reforzar
la inserción muscular. A demás empezamos a ver otra fenestra, la postorbital
entre el orificio ocular y la narina.
Además, los restos fósiles de Heterodontosaurus tucki conservan filamentos
derivados, o protoplumas, lo que sugiere que muchos avemetatarsalianos,
al igual que los pterosaurios, estaban cubiertos por una capa suave y
filamentosa en lugar de escamas.
(Actividad 9.13.A)
(Actividad 9.13.b)
(Actividad 9.14) Los Ornithopoda fueron un
clado de ornitísquios que prosperó desde el Jurásico medio hasta
el Cretácico superior. Su representante más icónico es Iguanodon bernissartensis, que
alcanzaba entre 7 y 10 metros
de longitud. Estos herbívoros combinaban un pico córneo en el extremo
anterior del rostro con una hilera de dientes molariformes desplazados
hacia atrás, separados por un diastema (separación entre dientes) que
facilitaba la masticación eficiente de la vegetación.
El cráneo de los Ornithopoda muestra dos fenestras
temporales, la supratemporal (postorbital superior) y la infratemporal
(post orbital inferior), propias de los arcosaurios, mientras que la fenestra
antorbital y la mandibular están completamente cerradas, aportando
una caja craneal más rígida. Entre el premaxilar y el resto de la mandíbula
aparece el predentario, un hueso único que soporta el pico y refuerza la
sujeción de material vegetal. Las órbitas son relativamente grandes, lo que
sugiere buena visión lateral, y la zona temporal ofrece abundante
espacio para la musculatura masticatoria.
Aunque carecen de las fenestras intermedias de otros
dinosaurios, algunos ornithópodos desarrollaron pleurokinesis craneal,
un sistema de pequeñas articulaciones que permitía una leve flexión de los
maxilares durante el triturado. En cuanto a la piel, los hallazgos más
recientes indican la presencia de escamas y, en ciertos géneros
cercanos, posibles estructuras filamentosas primitivas
(Actividad 9.15.a)
(Actividad 9.15.b)
(Actividad 9.16) Los Pachycephalosauria fueron
un clado de Marginocephalia que habitaron durante el Cretácico
superior, hace entre 85 y 66 millones
de años. Su representante más conocido es Pachycephalosaurus
wyomingensis, de unos 2 metros
de longitud, bípedo y ágil a pesar de su masivo dome craneal de hasta 25 cm de espesor.
En el cráneo de estos dinosaurios las fenestras
antorbital y mandibular están cerradas, reforzando la caja
craneal frente a impactos; las clásicas fenestras temporales (supratemporal
e infratemporal) aparecen fusionadas o bien la inferior
está completamente perdida, indicando una remodelación ósea que aligera
el cráneo sin sacrificar resistencia.
El grueso dome formado sobre los huesos frontal
y parietal está reforzado internamente por trabéculas óseas y a menudo
recubierto por una capa de queratina, utilizado tanto en exhibición
como en combate cefálico. La superficie externa exhibe texturas de osteodermos,
señal de una piel especializada sobre el engrosamiento. Esta combinación única
de fenestras cerradas y un dome reforzado refleja una estrategia evolutiva
singular de protección craneal en los Pachycephalosauria.
(Actividad 9.17.a)
(Actividad 9.17.b)
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