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domingo, 11 de mayo de 2025

Figura. El sabor del agua

La dureza natural del agua, debido a su contenido de minerales disueltos como calcio (Ca²⁺) y magnesio (Mg²⁺), es una de las principales causas del sabor "mineral" que muchas personas asocian con el agua de manantiales o fuentes naturales. Estos minerales son el resultado de la interacción del agua con formaciones rocosas que contienen compuestos como calcita, yeso y dolomita, los cuales se disuelven parcialmente al pasar el agua a través de ellas. El sabor característico de agua con dureza se debe a la presencia de estos iones, los cuales tienen un impacto directo en el perfil sensorial del agua, otorgándole un toque ligeramente amargo o "terroso".

La concentración de calcio y magnesio en el agua puede variar, pero en concentraciones moderadas, estas sales minerales no solo no son perjudiciales para la salud, sino que también contribuyen a la percepción positiva de "agua fresca" y natural. Las concentraciones de calcio generalmente van de 10 a 100 mg/L, y las de magnesio de 1 a 30 mg/L en aguas consideradas "de buena calidad". Estas cantidades no presentan riesgos para la salud y, de hecho, son beneficiosas ya que tanto el calcio como el magnesio son esenciales para funciones corporales como la formación de huesos y el mantenimiento de la función muscular.

Cuando la dureza del agua es moderada, no interfiere con el sabor o la salud, y la sensación en boca es percibida como "limpia" o "refrescante". Sin embargo, cuando la dureza es excesiva, puede resultar en un sabor más marcado y en la acumulación de depósitos minerales en tuberías, lo que afecta la sensación al beber o al usarla en bebidas y comidas, pero generalmente no constituye un riesgo para la salud.

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